Una nota similar aparece también en La Prensa Libre.
Desde luego, nada de esto es sorpresa. Los argumentos, además, son los de costumbre. El desconocimiento flagrante del principio de separación entre Estado y religión es también el usual.
Ya hace un par de años, escribí "Matrimonio y Estado", indicando que -en mi opinión- la solución a todo este diferendo radica "en separar definitivamente el ámbito de lo jurídico y lo teológico. Que las religiones celebren matrimonios de la manera que quieran, pero que el Estado regule las modalidades de uniones civiles que requiera el efectivo respeto de la dignidad y de los derechos de las personas".
Valga al menos la oportunidad para destacar la valentía con que la señora Ministra de Salud se ha referido al tema.
Notas posteriores:
- 12/7/2008: Según el reportaje sobre este tema publicado en La República de hoy, " 'Los obispos ya hablamos con los legisladores católicos y les recordamos que tienen que actuar con coherencia al pensamiento de la Iglesia. (...)', comentó Hugo Barrantes, arzobispo de San José." En otras palabras, le están girando órdenes a las y los diputados. Buen momento para recordar que los legisladores juraron observar la Constitución y las leyes, no los dictados de la Iglesia Católica.
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