8 de enero de 2007

Feliz año, don Leonardo

Artículo publicado en la sección "Página Quince" del diario La Nación (ver publicación original).

En enero del 2003, ofrecí en este mismo espacio algunas reflexiones sobre el tema de la educación. Releyendo esas líneas cuatro años más tarde, no deja de producirme cierta tristeza constatar cuánta verdad hay en aquel dicho de que cuanto más cambian las cosas, más siguen igual.

Por eso no está demás comenzar de nuevo con el mismo pensamiento del psicólogo B. F. Skinner, quien decía que educación es aquello que queda una vez que lo aprendido se ha olvidado. Y tampoco sale sobrando reiterar la idea central de ese artículo anterior, válida hoy tanto como entonces: la de que, en mi opinión, las tareas fundamentales de la educación se resumen en enseñar a aprender y enseñar a convivir.

Ansia innata. Enseñar a aprender es fundamental porque no hay ninguna cantidad posible de clases (200 días lectivos o no) que alcancen para mostrar a un niño todo lo maravilloso que hay por aprender. Implica incentivar, en vez de mutilar, la curiosidad natural y el ansia por aprender con los que todos nacemos y que tantos de los mal llamados "métodos educativos" de hoy se encargan de sofocar rápidamente.

Enseñar a aprender significa también dotar a los pequeños, tan pronto como sea posible, de las herramientas del pensamiento crítico, que les permita analizar y cuestionar razonadamente –obviamente que según su etapa de madurez– las ideas, influencias y presiones a las que se verán expuestos a lo largo de sus vidas, ayudándolos a protegerse de los fraudes y ardides, de toda índole y de todo signo, de los que tantos adultos son o han sido víctimas. El pensamiento crítico es una vacuna contra la credulidad; una póliza contra el engaño. Es algo así como karate mental.

Enseñar a aprender implica enseñar a los niños a comprender e interiorizar el método científico, como instrumento igualmente invaluable para la adquisición de nuevos conocimientos y para la comprensión de la realidad que nos rodea.

Ética y moral. Por su parte, enseñar a convivir no es menos crucial. Tiene que ver con la necesidad de inculcar en los menores los parámetros éticos y morales que contribuyan a cimentar los pilares del humanismo moderno: la valentía con la que se debe enfrentar la vida y se hace posible prevalecer frente a la adversidad; el sentido de la responsabilidad, por la que debemos admitir y asumir las consecuencias de nuestras acciones u omisiones; el respeto y la tolerancia, que nos sensibilizan a la diversidad y nos permiten convivir pacíficamente; y la solidaridad, que nos exige permanecer atentos y actuar en consecuencia frente a las carencias y necesidades de los demás.

Enseñar a convivir conlleva también inculcar valores cívicos auténticos, forjados a partir de un examen objetivo y honesto de nuestro pasado y de las instituciones contemporáneas, con el propósito de ayudar a los estudiantes a apreciar que el respeto de la legalidad es necesario para generar una convivencia ordenada que nos permita a todos crecer tanto individual como colectivamente. La legalidad, desde esta óptica, puede y debe llegar a ser valorada más por las posibilidades que ofrece, que por las restricciones que impone. Un civismo así entendido genera verdadero patriotismo, que no es lo mismo que "patrioterismo", el cual, parafraseando a George Bernard Shaw, no es más que la extraña creencia de que el país de uno es mejor que todos los demás solo porque, de casualidad, uno nació en él.

Educación –digámoslo una vez más– es lo que queda después de que todo lo no indispensable, todo lo simplemente memorizado, se ha olvidado. La posibilidad de "pensar fuera de la caja", de reorientar la educación, de forjar mejores ciudadanos del país y del mundo, está ahora mismo en nuestras manos. Si no ahora, entonces ¿cuándo?

1 de enero de 2007

Participando en el gobierno de la red

Este artículo fue publicado en la revista electrónica del proyecto Democracia Digital (ver publicación original).

La ICANN [1] es lo más parecido que posee la Internet a un gobierno, solo que éste no es el gobierno de un país, sino el de una red de alcance mundial.

Creada en 1998, la ICANN asumió funciones que hasta entonces realizaban dependencias del gobierno de Estados Unidos. Actualmente, es responsable de asignar los bloques de direcciones IP, establecer identificadores de protocolo, gestionar el sistema de nombres de dominio de primer nivel genéricos y de códigos de país, así como de la administración del sistema de servidores raíz de la Internet.

Como asociación privada-pública que es, la ICANN está dedicada a preservar la estabilidad operacional de la Internet, promover la competencia y desarrollar las normativas adecuadas a su misión por medio de procesos "de abajo hacia arriba" basados en el consenso. Una parte importante de su mandato es lograr una amplia representación de la comunidad global de usuarios de Internet.

Para lograr ese último objetivo, en el seno de la organización existe una división conocida como el ALAC [2], cuya tarea básica es la de buscar canales por medio de los cuales los usuarios de la red alrededor del mundo puedan hacer llegar a la ICANN sus puntos de vista acerca de las políticas que a ésta toca desarrollar.

La estrategia del ALAC hasta ahora ha sido la de estimular la formación de organizaciones de base [3] en las cinco grandes regiones en las que se ha dividido el mundo para ese propósito. Costa Rica forma parte de la región de América Latina y el Caribe.

La meta del ALAC es lograr que dichas organizaciones de base se unan luego en grandes "RALO", acrónimo que significa "Organización Regional de Amplia Participación", por sus siglas en inglés.

A finales del año pasado, tuve el privilegio de representar a la Asociación Costarricense de Derecho Informático [4] -la única organización de base existente hasta ahora en el área centroamericana- en dos encuentros de la ICANN, realizados en Buenos Aires y Sao Paulo. En ésta última ciudad, las organizaciones de Latinoamérica y el Caribe constituimos la primera RALO del mundo, diseñada para representar a los usuarios de Internet de nuestro subcontinente ante el gobierno de la Internet [5]. ¡Un poco en serio y un poco en broma, los delegados participantes comentábamos que ésta debe ser la única vez en que los latinos llegamos de primeros a algo en el mundo!

A partir de ese momento, pues, queda a disposición de las y los usuarios finales de la red este canal participativo, con el fin de habilitar un foro de información y discusión relativo a los grandes temas de progreso de la red mundial.

Quienes tengan interés en conocer más y aprovechar este nuevo mecanismo, pueden visitar la página www.lacralo.org [6]. Es especialmente importante trabajar en la acreditación de nuevas organizaciones de base de la región, por lo que desde aquí lanzamos la invitación correspondiente a las agrupaciones representativas de los países hermanos.

Notas

  1. Internet Corporation for Assigned Names and Numbers.
  2. At-Large Advisory Committee.
  3. Denominadas "ALS" o "At-Large Structures".
  4. www.acdi.or.cr
  5. Los documentos constitutivos pueden ser vistos en hess-cr.blogspot.com/2006/12/constitucin-de-la-lacralo-de-icann.html
  6. A esta fecha, la página no ha sido actualizada con los resultados de las sesiones de Buenos Aires y Sao Paulo, pero sí contiene la información básica relativa al concepto y proceso de acreditación de ALS.

Trivia: en la foto que aparece arriba, yo soy el de atrás a la izquierda, de barba y traje. Adelante, sentado también a la izquierda, está Vinton Cerf, Presidente de ICANN y uno de los padres de la Internet. Fue un honor conocerlo personalmente.