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29 de diciembre de 2020

Decidir es apostar

 Este artículo fue publicado en la edición del 27 de este mes del boletín La Revista (ver publicación)

Los seres humanos pasamos una desmedida cantidad de tiempo tomando decisiones. Algunos estudios sostienen que, cada día, adoptamos un promedio de treinta y cinco mil decisiones de toda índole, en materias que van desde lo trivial (¿qué ropa voy a ponerme hoy?), hasta otras que pueden tener relevancia nacional o mundial (¿deberíamos suscribir ese tratado internacional o no?).

La llamada “fatiga de decisión” es real. Nuestras energías solo alcanzan para tomar un determinado número de acuerdos cada día antes de agotarse. Por eso, para no cometer graves errores, se recomienda nunca definir cosas importantes cuando estamos tensos o cansados.

En teoría, cada vez que debemos hacerlo, sopesamos los pros y contras de las distintas opciones y finalmente llegamos a alguna clase de decisión racional que, en principio, debería ser la óptima para cada circunstancia. Pero no siempre es así, nos advierte la consultora empresarial Annie Duke en su libro de 2018, Pensando en apuestas: Tomando decisiones inteligentes cuando no disponemos de todos los hechos (el título de esta obra adquiere mayor sentido cuando leemos que Duke es, además, campeona e instructora profesional de póquer).

La idea es que, en la sociedad moderna, pretender tomar decisiones completamente informadas es una aspiración irreal, porque, salvo en limitadas circunstancias, es simplemente imposible contar con la información y el tiempo necesarios para barajar todos los elementos de juicio involucrados en cada caso y llegar siempre a la mejor elección posible.

De esta suerte –explica Duke– lo que más frecuentemente hacemos a la hora de decidir es algo más bien parecido a hacer una apuesta en un juego de póquer: partiendo de los datos que tenemos a mano y dentro de las limitaciones de tiempo existentes al momento para optar por uno u otro curso de acción, hacemos un rápido juicio de probabilidad, tomamos la decisión y luego cruzamos los dedos esperando haber acertado.

Pero ocurre que, una vez hecha la escogencia, puede ser que el desenlace se vea afectado por factores externos que están completamente fuera de nuestro control y que, en algunos casos, resultan incluso absolutamente impredecibles. De este modo, lo cierto es que, a veces, ni siquiera las mejores decisiones tienen garantía de salir bien y, otras veces, sorprendentemente, incluso pésimas decisiones pueden terminar en un resultado provechoso. Por ello, explica la autora, citando varios ejemplos históricos, en muchas ocasiones en realidad es erróneo –e injusto– confundir la validez de una decisión con el resultado obtenido.

Los seres humanos tendemos a hacer juicios sesgados sobre las consecuencias de nuestras decisiones: cuando salen bien, lo atribuimos a nuestra habilidad e inteligencia; pero cuando salen mal, lo achacamos a factores ajenos o incluso a la mala suerte. Esta adicción a los resultados –como la llama Duke– conduce a una forma de pensamiento irracional.

Por esto, la autora recomienda que dejemos de pensar en términos absolutos de correcto e incorrecto, pues muy pocas cosas tienen ya sea 0% o 100% probabilidades de ocurrir. Y muy pocas personas están 0% o 100% en lo cierto acerca de lo que saben o creen. Más bien, Duke estima que debemos pensar en términos de apuestas.

En efecto, subraya, todas las decisiones que tomamos son, en definitiva, apuestas a futuro. Un resultado indeseado no necesariamente implica que hayamos elegido mal, tan solo implica que la apuesta salió mal en esta particular ocasión. Así, por ejemplo, si un motociclista sufre una lesión en su cabeza como resultado de un accidente, ello no significa que utilizar el casco de seguridad haya sido una mala decisión. Fue una decisión acertada, con un resultado no deseado.

Desde esta perspectiva, todo viene siendo una apuesta: en qué voy a trabajar, adónde voy a vivir, qué voy a comer hoy, con quién voy a establecer una relación personal. Y al igual que ocurre cuando jugamos la lotería o lanzamos los dados, puede ser o no que logremos el objetivo deseado en cada uno de esos casos.

De este modo, concluye Duke, no debemos juzgarnos con dureza cuando, a pesar de haber hecho todo lo posible, algo no sale como se esperaba. Lo mismo aplica para con los demás. El pronóstico meteorológico no siempre puede ser acertado: las variables son muchas; los modelos son solo incompletas aproximaciones; los sistemas atmosféricos son en extremo complejos.

En lo personal, no creo en el destino ni que, como suelen decir, las cosas siempre pasan por un motivo. Pienso que, a cada instante, a cada paso, nuestro camino se abre en un abanico de rutas posibles. Cuál tomemos y adónde nos conduzca, estará gobernado, en parte, por las cosas que podemos controlar; en otra parte, por las cosas que no controlamos nosotros sino otras personas y, finalmente, por las cosas sobre las cuales nadie tiene control. Por eso, como pensaban los antiguos estoicos, ningún sentido tiene rasgarnos las vestiduras respecto de todo aquello que esté fuera de nuestras manos.

Así pues, ya sea que estemos juzgando sobre lo que haga nuestro cónyuge, nuestro vecino, el Presidente de la República o nosotros mismos, aprendamos a ser un poco más compasivos. Se hizo una apuesta y las apuestas a veces se ganan y a veces no.

Desde ya deseo a quienes hayan tenido la paciencia y bondad de leer estas líneas, lo mejor para el 2021 y siempre.


5 de julio de 2020

Les habla su capitana

Este artículo apareció en la Sección Página Quince de La Nación de hoy (ver publicación).

Hace años, en un vuelo de trabajo a Perú, se escuchó por los altavoces un anuncio que ordinariamente no llamaría la atención. “Buenos días”, dijo una voz femenina, “les habla su capitana”. Varios pasajeros se miraron con sorpresa: para ellos, y para mí también, era la primera vez que comandaba el vuelo una pilota.

Algunos rieron nerviosamente e hicieron el típico comentario machista “mujer al volante, peligro constante”. Yo, aparte de la grata impresión, no me inmuté.

Sabedor de las normas y estrictos protocolos de seguridad de la industria aeronáutica, di por descontado que si ella estaba al mando de la nave tenía iguales o mejores calificaciones que sus pares masculinos.

Paridad de género. En estos días, fue introducido a la corriente legislativa un proyecto para instaurar constitucionalmente el concepto de paridad de género.

A pesar de defender a ultranza la equidad, opino que la paridad de género no es ni más ni menos que una abominación, una idea profundamente antidemocrática e inconstitucional.

A lo largo de mi vida, he tenido oportunidad de estudiar y trabajar no solo a la par, sino también como alumno o subordinado de mujeres notables. Todas han sido merecedoras de mi estima y admiración, especialmente la más extraordinaria de ellas: mi esposa.

Creo a pies juntillas en las idénticas capacidades de hombres y mujeres, así como defiendo la idea de la equidad, entendida como plena e incondicionada igualdad de oportunidades y trato.

Pero la paridad de género (vertical, horizontal o como quiera llamársele) es algo completamente distinto. Parte de la tesis —cierta— de que las mujeres están insuficientemente representadas en los puestos de decisión, tanto en la actividad pública como privada.

Como solución, postulan que debe ser forzoso integrar esos puestos con un número igual de hombres y mujeres. Suena razonable, ¿verdad? No lo es.

Barreras sistémicas. En la escogencia de personas para un cargo público o privado, suele haber dos momentos, el de postulación (candidatura) y el de designación. Por lo general, las mujeres enfrentan más obstáculos en el primero, debido a barreras sistémicas que limitan sus posibilidades de crecimiento y de reunir los atestados que les permitan competir en igualdad de condiciones con los hombres.

Por fortuna, me parece que no sucede igual en el segundo, al menos en Costa Rica. Prueba de ello es la gran cantidad de mujeres que se han desempeñado o se desempeñan en puestos de gran responsabilidad en la función pública y privada en nuestro medio. No obstante, el establecimiento de una paridad de género obligatoria produciría justamente el efecto opuesto: que no pueda escogerse a una mujer, aunque tenga sobrados méritos, cada vez que le corresponda a un hombre. Y viceversa.

El acceso a cargos de responsabilidad de toda naturaleza debería estar fundado, estrictamente, sobre bases de idoneidad comprobada, requisito que sabiamente plasma el texto constitucional como exigencia para el ingreso al Régimen de Servicio Civil.

El sexo de la persona debería ser irrelevante como parámetro decisorio. Es decir, si para llenar una vacante en una organización privada o en un cargo público, una persona fuese pasada por alto —no obstante tener los mayores méritos— solo por el hecho de no ser de determinado sexo (cuando este no sea consustancial al puesto, desde luego), entonces la designación estaría anteponiendo una cualidad superflua a la capacidad demostrada.

En consecuencia, no se habrá escogido a la mejor persona para el cargo, sino a otra que posee condiciones inferiores, solo porque tocaba nombrar a alguien del sexo opuesto.

Esta es la primera razón por la cual sostengo que la paridad de género es inconstitucional: con respecto a los cargos públicos, la obligación de acreditar la idoneidad de los postulantes se correlaciona con el derecho ciudadano a exigirla, por encima de otros requerimientos, pues de ello depende la calidad del servicio que recibimos.

Cargos electivos. Tratándose específicamente de los puestos de elección popular, la paridad de género es, además, antidemocrática.

Una democracia plena exige que los electores podamos escoger y votar por quienes consideremos los mejores para desempeñar esa responsabilidad, y que gane quien reúna más sufragios.

Pero, bajo un régimen de paridad de género forzosa, se nos estaría compeliendo a elegir, primero, en función del sexo de la persona y, solo después, en razón de sus méritos o de que reúna el mayor apoyo.

Sí, ya sé, según diversos fallos de la Sala Constitucional la paridad no es contraria a la Carta Política. Considero que se equivoca, porque relega a un segundo plano la idoneidad comprobada, en pro de una distinción secundaria, a contrapelo del principio de igualdad que ese texto también tutela.

La lógica detrás de la paridad obligatoria es inconstitucional porque es irracional. Es cierto que las mujeres están subrepresentadas en los cargos políticos, mas ¿no lo están también las minorías étnicas, las personas de preferencias sexuales diversas, los no creyentes, los zurdos, los astrónomos y los calvos? ¿Habrá que promover también una reforma constitucional para asegurar una mayor inclusión de esos y otros sectores? ¿Será que no se pueda siquiera encontrar un candidato idóneo a alcalde, por ejemplo, porque la paridad impone escoger a un hombre que sea simultáneamente gay, de ascendencia asiática, no creyente, zurdo, astrónomo y calvo?

Más crucial aún: ¿Exactamente por qué debemos suponer que alguien con esas características va a desempeñar mejor el cargo que otro? ¿Qué evidencia objetiva hay de que un órgano colegiado, como la Asamblea Legislativa, funciona mejor si posee igual cantidad de hombres y mujeres?

Salvo que el sexo sea un factor determinante (como, por ejemplo, en una asociación de mujeres empresarias), dichos órganos producen resultados óptimos cuando en ellos existe diversidad de opiniones, no de sexos. Pero para los defensores de la paridad de género, lo que interesa es la cantidad, no la calidad.

Acciones afirmativas. No se percatan de que este enfoque es, en realidad, profundamente denigrante para las mujeres, sobre todo para quienes han llegado a sobresalir gracias a su tenacidad, talento y esfuerzo. “Pobrecitas, ya que no pueden ganar puestos por méritos propios, démoselo por lástima”.

La vía hacia la plena igualdad no depende de la caridad, sino de la supresión de las barreras sistémicas a la igualdad de oportunidades y trato, el verdadero origen histórico del problema y que no desaparecerán con el mero establecimiento de cuotas.

No puede erradicarse el efecto sin atacar la causa. Por eso, las llamadas “acciones afirmativas” suelen maquillar, pero no resolver, el conflicto de fondo.

No creo en subsanar una injusta discriminación (la de las mujeres) con otra (la de los hombres). La suma de dos males no produce un bien. Mejor sería, por ejemplo, actuar para prohibir y desterrar el distinto salario para igual trabajo que persiste en muchas áreas entre hombres y mujeres.

Mejor se haría estableciendo programas que potencien el acceso de las mujeres a la formación técnica y profesional, así como al empleo, procurando que circunstancias como la pobreza, la maternidad y el cuidado de los hijos no sean impedimentos para ello.

Aquel día de mi vuelo a Lima, permanecí impasible porque sabía que en los controles de la aeronave iba una mujer altamente calificada.

Si en vez de eso me hubieran dicho que mi capitana no había sido escogida por su demostrada aptitud, sino porque no hubo más remedio para cumplir la cuota de paridad de género de la aerolínea, creo que habría insistido, amable, pero enérgicamente, en que me dejaran en el aeropuerto más cercano.

4 de enero de 2020

¿Pasa todo por un motivo?

Este artículo apareció en la Sección Página Quince de La Nación de hoy (ver publicación).

El 2019 fue el año más duro de mi vida. Todos los años tienen cosas buenas y cosas malas, por supuesto, pero el balance del que terminó es terrible para mí y para mis seres queridos. Me deja cicatrices que posiblemente nunca sanarán en lo que me quede de vida. Quisiera que no fuera así, pero lo es.

Apoyo y consuelo. A lo largo de estos meses, familiares, amigos y otras personas conocidas me han ofrecido apoyo y consuelo, y por ello les estaré por siempre agradecido. En su afán, muchos de ellos seguramente habrán pasado por ese penoso momento en que uno se encuentra cara a cara con alguien que está pasando por un momento difícil y, simple y sencillamente, no sabe qué decir.

A falta de otra cosa mejor, en esas situaciones, es frecuente echar mano a frases que son, digamos, comúnmente aceptadas y que surgen casi automáticamente, sin reflexionar sobre su significado o implicaciones.

No quiero que me malinterpreten. No tengo ninguna duda de que, en todos estos casos, las personas tienen las mejores intenciones del mundo y solo quieren que uno pueda reunir la fortaleza requerida para sobrellevar (y esa es la palabra correcta: sobrellevar, nunca olvidar o superar) el dolor.

Pero, en los momentos de quietud —cuando la mente corre a cientos de kilómetros por hora, intentando entender qué fue lo que pasó y tratando de arrojar luz sobre el vacío que uno a ratos siente— en ocasiones me ha dado por pensar sobre algunas de esas cosas que me han dicho, intentando desentrañar su significado, pese a que de filósofo no tengo nada.

Dios tiene el control. Una frase que se suele escuchar en estas situaciones es “No te preocupés, Dios tiene el control de todo”. La obvia intención es que uno sienta que no está solo o indefenso en su pena; que hay alguien que eventualmente hará que todo salga bien. Pero, cuando escucho esa frase, o alguna variante similar, confieso que, aun cuando no diga o refleje nada exteriormente, no puedo evitar sentir una dolorosa punzada interna porque me pregunto si quien le dice eso a uno se percata de su inescapable implicación: si Dios tiene el control de todo, entonces fue Dios quien causó o, cuando menos, permitió que ocurriera aquello que tanto dolor provoca.

Entonces resuena en mí la interrogante que se planteó Epicuro tres siglos antes de la era actual, en la antigua Grecia: “¿Es que Dios quiere prevenir el mal, pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿Puede, pero no desea hacerlo? Entonces es malvado. ¿Puede prevenirlo y quiere hacerlo? ¿Entonces por qué existe el mal? Y, si no es capaz ni desea hacerlo, entonces, ¿por qué llamarlo Dios?”

Antes de que alguien se apresure a recordármelo, soy plenamente consciente de que para esa antigua duda han sido ofrecidas numerosas posibles respuestas a lo largo de los siglos. Pero ese no es el punto, sino el hecho de que afirmar que Dios tiene el control de todo, pronunciada con el propósito de reconfortarme, en realidad lo que consigue es generar una dolorosa interrogante y, por ende, resulta poca o nula fuente de ánimo.

El porqué. Otra frase frecuente es “Ya verás que todo pasa por un motivo”. Esa también me crispa por dentro. La idea es que, cuando ocurren cosas malas, es porque de ellas eventualmente devendrá una consecuencia positiva. Por tanto, hay que aceptarlas y tener confianza. Y esperar.

La frase mencionada implica que detrás de todo evento negativo hay una finalidad positiva; una ulterior razón de ser benéfica. Sin embargo, desde luego, para que exista una intención se requiere que algo o alguien —una voluntad deliberada— lo haya preestablecido. Dicho de otro modo, que todo sea el fruto de un diseño o plan, por lo cual el argumento viene siendo semejante al anterior.

El problema evidente es que, a lo largo de la historia —y de nuestras propias vidas—, han ocurrido innumerables cosas malas de las que nunca surgió una consecuencia positiva, por lo que la frase en cuestión suele escucharse con mayor frecuencia ex post facto, es decir, solo cuando convenientemente se ha producido un efecto bienhechor.

En segundo lugar, y más relevante aún, está la sugerencia implícita —que personalmente encuentro chocante e inaceptable— de que a veces alguien debe sufrir para que otro reciba un beneficio. ¿Tiene un niño que padecer cáncer y sufrir una agonía espantosa solo para que sus padres reciban algún don o fortaleza moral?

En adición a lo anterior, la idea de que todo sucede por un motivo conlleva creer que el futuro está escrito, que estamos a merced del destino o del plan maestro que ya está trazado.

Yo no lo veo así. Pienso que, por el contrario, el futuro es continuamente creado a partir de nuestras acciones (e inacciones) pasadas y presentes, sin un rumbo predefinido. Cada día, hora, minuto y segundo de nuestras vidas, existe un abanico casi ilimitado de senderos que podemos tomar y, una vez definido uno, de inmediato se abre otro abanico igual de posibilidades y así sucesivamente, ad infinitum.

Nuestra historia como individuos, y nuestro futuro como especie, es el resultado de la incesante interacción de una trilogía de factores: aquellas cosas que están bajo nuestro control (y que podemos hacer o no, en ejercicio de nuestra libertad); aquellas cosas que están bajo el control de otras personas (por ejemplo, las decisiones de autoridades políticas o de otros países) y, finalmente, aquellas sobre las que nadie tiene control (como los fenómenos naturales). La confluencia de los tres es lo que va abriendo brecha. Verdaderamente, como escribió Machado, y canta Serrat, se hace camino al andar.

Esperanza. Comprendo —y jamás pretendería menospreciar— que para tantas personas sea motivo de consuelo pensar que existe un ser supremo que tiene las riendas de todo o que las cosas malas suceden por una buena razón trascendente.

Ello aliviana la pesada carga de encarar un porvenir incierto. Para quienes piensan así, la perspectiva que aquí planteo —nacida del dolor— seguramente sonará a visión carente de esperanza. Pero no es así. Lejos de ello. Soy un convencido absoluto de aquello que una vez afirmó el neurólogo y psiquiatra Viktor Frankl ("El Hombre en Busca de Sentido"): “¿Cuál es el sentido de la vida? El sentido de la vida es darle a la vida un sentido".

Cuando aconteció uno de esos tristes episodios que me dejó el 2019 (el fallecimiento de un hermano), la noticia me alcanzó fuera del país, mientras almorzaba con mi hijo mayor y mi nuera. Primero, vino el impacto, el asombro, el dolor. Pero, pasado un rato, me di cuenta de que estaba dentro de mí elegir si estar triste o no. Pensé que las duras experiencias vividas ese año y en el pasado me han enseñado que, ante la muerte, lo que debemos hacer es celebrar la vida.

No muchos entienden que las probabilidades de estar vivos son pequeñísimas, comparadas con las de no estarlo; que estar vivos es un privilegio, un regalo. Y noté que hacía un día hermoso. El cielo estaba totalmente despejado, había un sol luminoso, flores por todas partes y los árboles comenzaban a mostrar sus colores otoñales.

Entonces, abracé a mi hijo (siempre que se pueda hay que abrazar a los seres queridos) y le propuse a él y a mi nuera ir a caminar y disfrutar el día, en memoria de mi hermano. Es lo que él habría querido y lo que yo, no el destino, escogí.

No, no creo que todo pase por una razón. Mas eso no significa que no podamos darle un sentido a lo que pasa. Veo el dolor venir y elijo no evadirlo; más bien, le doy la bienvenida porque es un viejo amigo. No obstante, una vez dentro, y aunque esto suene como a un sinsentido, escojo transformarlo en lágrimas de amor y de gratitud.

Aunque hay cosas fuera de mi control, lo que sí puedo hacer es decidir, consciente y deliberadamente, cómo quiero que me afecte lo que sucede, especialmente lo malo. Las restricciones que impone lo que no podemos determinar ciertamente nos somete a un grado de angustia. Pero, por otro lado, la posibilidad de construir nuestro futuro a partir de aquellas cosas que sí podemos dirigir nos abre vastos horizontes. Nos hace libres.

12 de junio de 2017

La guerra por su atención

Este artículo apareció en la sección Página Quince de La Nación de hoy (ver publicación)

Aunque usted no lo sepa, ahora mismo está en medio de una guerra encarnizada. De hecho, lo está desde hace muchos años y le disparan desde múltiples frentes simultáneamente. Y aunque no presente heridas externas, habrá sufrido muchas internas. Además, es probable que haya perdido muchas de las batallas. Y seguramente le han costado mucho tiempo y dinero.

Pero no es una guerra cualquiera, es la guerra por su atención. Sus contrincantes son los muchos medios que compiten por captar y retener nuestro limitado poder de concentración. Esos medios no toman prisioneros, pero sí ganan grandes sumas cada vez que obtienen lo que quieren.

Una lucha antigua. Como decía, esta no es una guerra nueva, ni siquiera reciente. La iniciaron los medios tradicionales y, por mucho tiempo, el más eficaz de todos ellos fue la televisión. El objetivo entonces era –y sigue siendo– tratar de mantenerlo a usted con los ojos pegados a la pantalla, incitándolo siempre a que “no se pierda nuestro próximo programa”. Porque cuanto más tiempo esté allí mirando la TV, más anuncios publicitarios verá y esa es justamente la idea.

Con la llegada de la sociedad de la información, han ingresado a la guerra numerosos medios nuevos que también andan tras nuestra atención. Llegaron primero a nuestras computadoras, pero actualmente se concentran en nuestros teléfonos celulares. Cada nueva notificación en la pantalla, cada “ping” que suena, cada vibración que siente en su bolsillo, no son más que disparos en esta lucha en procura de que deje lo que sea que estuviera haciendo en ese momento y le ponga atención a alguna otra cosa. No es casualidad que cuando instala una nueva aplicación en su móvil, lo primero que ésta hará es pedirle permiso para enviarle notificaciones o alertas. Lo hará de forma que parezca beneficiosa para usted y por supuesto que en muchos casos lo será realmente (si no, nadie la usaría), pero con ello va camuflada también la intención oculta de tratar de absorber su concentración lo más posible. Y cada día inventan una nueva forma de mantenernos atrapados: cuando terminamos de ver un episodio de alguna serie en Netflix, éste automáticamente le mostrará el capítulo siguiente; cuando acaba un video en Youtube, la aplicación tratará de desplegar otro que quizás le interese también; cuando termine de ver sus actualizaciones de Facebook, éste instantáneamente hará un refrescamiento de pantalla para mostrarle más cosas; y un largo etcétera.

Interrupciones sin fin. De este modo, vivimos en un mundo de continuas interrupciones (a todas horas, sin importar que estemos en el trabajo o en la casa, ni tampoco que sea de día o de noche) provocadas no solo por personas sino por medios que tratan de atraernos con sus cantos de sirena y que prácticamente exigen que les pongamos atención. Concentrarse es casi un arte perdido. A la raíz de todo se encuentra la explotación de una ansiedad subconsciente que los expertos llaman “FOMO” (por las siglas en inglés de “fear of missing out”, es decir, el “miedo a perderse de algo”; o más popularmente, el temor a no estar “sobre la jugada”). La mayoría de nosotros procuramos evitar ser percibidos como alguien que “no está en nada”; es decir, un desinformado, un despistado. Como resultado de ello, cada vez que se genera una notificación, un “ping” o una vibración en nuestras computadoras o celulares, se dispara automáticamente ese mecanismo inconsciente y nos invade la angustia de saber de qué se trata el aviso. Con el agravante de que, cuando cedemos a la tentación, el momentáneo alivio que sentimos hará que la conducta se vea reforzada, hasta la siguiente alerta. Es como si todos fuéramos como el famoso perro de Pavlov, salivando cada vez que vemos ese numerito rojo que indica que tenemos un nuevo correo o un nuevo mensaje de WhatsApp.

Como es lógico, toda esta concentración entrecortada se traduce directamente en una disminución en el rendimiento en el trabajo, así como en una pérdida en la calidad del tiempo de ocio cuando estamos con la familia o los amigos (si no me creen, miren a su alrededor la próxima vez que estén en una actividad social y fíjense en cuántas personas están hipnotizadas por la pantalla de sus teléfonos).

Una solución. Por fortuna, hay formas de combatir esta problemática, pero al igual que ocurre con los alcohólicos o los adictos, el primer paso es admitir que el problema existe y luego tomar acción para reducirlo o eliminarlo. La concentración es similar a un músculo que hay que ejercitar para fortalecerlo. No tengo aquí el espacio suficiente para entrar en detalles, pero básicamente tenemos que comenzar por clarificar a qué debemos o queremos dar prioridad en la asignación de nuestro tiempo y después desactivar o minimizar hasta adonde sea posible todos esos mecanismos que nos roban ese tiempo y nuestra atención innecesariamente.

Es difícil pretender ganarles la guerra, pero por lo menos les daremos una buena pelea.

22 de diciembre de 2016

El abogado del diablo y las redes sociales

Este artículo apareció en la sección Página Quince de La Nación de hoy (ver publicación).

La expresión “abogado del diablo” tiene un origen histórico, eclesiástico. Se llamaba así (Advocatus Diaboli) a un jurista cuya tarea era argumentar en contra de la canonización de un candidato o candidata a la santidad, con el propósito de tratar de descubrir cualquier debilidad en su personalidad o en la evidencia ofrecida a favor de la canonización, contribuyendo de tal manera a una escogencia idónea.

Hoy en día, se le llama así a una persona que, respecto de una determinada opinión o punto de vista, toma y defiende una postura contraria o alternativa (aunque no necesariamente esté de acuerdo con ella), con el propósito de estimular el debate o lograr una exploración más profunda y certera del tema planteado. En lenguaje popular, es quien “lleva la contraria” respecto de la mencionada opinión.

Antídoto contra la credulidad. En el mundo actual, la tarea de un abogado del diablo puede ser muy ingrata, ya que puede llevar a quien la ejerza a colocarse directamente en oposición a alguna idea muy extendida o arraigada en la opinión pública o en las creencias dominantes. Sin embargo, esa labor es absolutamente esencial para efectos de filtrar o depurar ese ideario de posibles prejuicios, falacias y conceptos errados en general, contribuyendo de ese modo a enriquecer el pensamiento y a exponer a los falsos profetas que abundan en todas las áreas de la vida.

La contraposición razonada de distintos puntos de vista es, de hecho, el componente definitorio de la dialéctica, tal y como se practicaba en los tiempos de Sócrates y demás filósofos de la antigua Grecia, hasta la era contemporánea, pasando por Hegel y llegando a los grandes exponentes del pensamiento crítico actual, entre ellos Carl Sagan. Es el antídoto más eficaz contra los riesgos de una excesiva credulidad, que es capaz de desviar a naciones enteras del derecho sendero, como lo demuestra tantas veces y tan dolorosamente la historia (sobre esto escribí “El peligro de la credulidad”, en estas mismas páginas: LN del 31/7/01).

¡Y es que el mundo está tan lleno de falsos profetas, verdades a medias y puras y simples mentiras! Por contraste, el número de personas que, contra viento y marea, ejercen la noble y necesaria labor de abogados del diablo es escasísima. En nuestro país, desempeñaron esa función grandes críticos como Constantino Láscaris, Enrique Benavides o Alberto Cañas, todos idos. ¡Cuánta falta hacen!

Falsedad en las redes sociales. Y si existe, hoy por hoy, un medio que está urgido de mentes agudas y despiertas, es el de las redes sociales. La reciente campaña electoral en Estados Unidos, por ejemplo, puso al descubierto la forma incontrolada en que pululan las fuentes noticias falsas, cuyo objetivo es diseminar desinformación, que cae como semillas sobre el campo fértil de tantas y tantas mentes crédulas que creen sin cuestionar ni por un instante todo lo que ven o escuchan en la Internet. Esto dificulta enormemente encontrar fuentes serias y confiables, agravado por el hecho de que a veces ni siquiera los medios más grandes y establecidos están exentos de cometer errores. La ventaja es que estos casos son escasos, pues existe siempre una ardua labor de verificación que procura minimizar su ocurrencia. Del mismo modo, suelen ser esos mismos medios los primeros en detectar y reconocer las equivocaciones.

Más claro que nadie habló en su momento el fallecido escritor y filósofo italiano, Umberto Eco, quien acusó a las redes sociales de haber generado una “invasión de imbéciles”, ya que aquéllas “dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”.

Los abogados del diablo son hoy más necesarios que nunca en los medios de comunicación y en las redes electrónicas. Cuando menos así quizás no cometeríamos tanto el error de canonizar a tantos falsos santos que andan por ahí.

23 de abril de 2016

Realidad e irrealidad en las redes sociales

Este artículo apareció en la sección Página Quince de La Nación de hoy (ver publicación)

A inicios de noviembre pasado, la australiana Essena O’Neill finalmente se hartó y cerró su cuenta de Instagram, que contaba con más de setecientos mil seguidores. Entre otros detonantes, influyó el hecho de que –según ella– antes de publicar una sola fotografía en la que se le veía “casualmente” recostada sobre una toalla en la arena, había tenido que realizar más de cien tomas hasta quedar satisfecha con la forma en que se le veía el vientre. “Las redes sociales no son la vida real”, dijo, cansada de aparentar para sus seguidores un estilo de vida inexistente.

Su compatriota, la modelo Gabrielle Epstein, quien tiene más o menos la misma cantidad de seguidores en Instagram que tenía O’Neill, no tiene los mismos reparos. Como lo confesó ella misma en una nota publicada en el “Mirror” de Inglaterra, con tan solo un “selfie” en Instagram es capaz de ganar más dinero que en una semana de modelaje tradicional. Para eso, le basta con publicar imágenes que a primera vista parecerían propias de la vida cotidiana de cualquier adolescente de un país del primer mundo, pero que, en realidad, son patrocinadas por empresas comerciales cuyos productos ella coloca astutamente en cada foto.

Pero no hace falta buscar a personajes como ellas para entender lo que está pasando. En realidad, es bien sabido que cualquiera de nosotros que tenga alguna clase de presencia en las redes sociales –llámense Facebook, Twitter, SnapChat o cualquier otra– deliberadamente procura presentar al ciberespacio una imagen que no suele corresponder fielmente a lo que vivimos en el día a día. Lo admitamos o no, casi siempre intentamos presentar nuestra mejor cara para parecer más atractivos, más exitosos o más felices de lo que somos en realidad. Solo excepcionalmente damos a conocer algo triste o negativo; a veces con razones sinceras, pero otras veces con el único y encubierto fin de tratar de provocar compasión y apoyo.

Todo esto es muy propio de la condición humana y en realidad no debería tomarnos por sorpresa. El problema es que muchos sicólogos, sociólogos y otros expertos (más recientemente, que yo sepa, un grupo de investigadores de la Universidad de Glasgow, quienes publicaron sus resultados en setiembre del año pasado) han ido advirtiendo con cada vez mayor insistencia que el fenómenos de las redes sociales está contribuyendo a crear una creciente patología en poblaciones vulnerables, especialmente entre los más jóvenes.

Las redes provocan presión y ansiedad en muchas personas, derivadas del sentimiento de necesidad de estar permanentemente disponibles para atender mensajes o responder a las publicaciones de los demás. Pero también pueden afectar sensiblemente la autoestima, al inducir en algunos (sobre todo los niños y adolescentes) una sensación de minusvalía al compararse con sus restantes contactos, quienes –a juzgar por lo que dan a conocer en las redes– viven vidas maravillosas, libres de problemas y decididamente mejores que las suyas. Esto puede crear la idea de que uno es tan solo un triste perdedor, condenado a ver y leer, hasta altas horas de la noche, acerca de lo bien que le va a los demás y a cavilar sobre lo malo de la vida propia. De aquí a la depresión hay tan solo un paso.

Debido a lo anterior, es importante que cada usuario de uno de estos entornos digitales tenga claras las razones por las que acude a ellos y estar atento a los sentimientos que le producen. Por ejemplo, es mala señal que a uno le produzca desconsuelo o rabia que otra persona no atienda o rechace una “solicitud de amistad” en alguna de estas comunidades, así como sentirse herido o vengativo si alguien decide descontinuar una “amistad” previa. Esa clase de reacciones puede a la postre resultar altamente destructiva en un entorno familiar o laboral.

Como tantas otras cosas en la vida, a las redes sociales hay que ir con moderación, recordando que son solo medios y no fines en sí mismas. Ellas son capaces de enriquecernos, por ejemplo, posibilitando el contacto con familiares y amigos con los que, de otro modo, sería difícil o imposible comunicarnos, reforzando así el sentimiento de pertenencia; permitiéndonos acceder a fuentes de conocimiento e ideas nuevas, así como a lo que sucede en el mundo, visto tanto desde la perspectiva tradicional de los medios informativos como de otras personas comunes y corrientes. Pero es crucial tener claro que las redes –y la Internet en general– también están pletóricas de desinformación, verdades a medias y mentiras puras y simples. Nos pintan un mundo que frecuentemente es irreal y que de ninguna manera debería servirnos de parámetro para comparar nuestras vivencias con las de los demás. La comunicación digital nunca puede tener la riqueza de la comunicación personal, pues está intrínsecamente desprovista de los contextos, lenguajes corporales y entonaciones que dotan de contenido a una conversación en el mundo real.

En suma, no le tema a las redes sociales, pero no permita que ellas deformen su percepción del mundo y de sí mismo. Y no permita que le absorban hasta el punto tal de alejarle del contacto cara a cara con sus personas queridas.

6 de mayo de 2013

Elogio de la claridad

Este artículo apareció en la sección Página Quince de La Nación de hoy (ver publicación)


Hace unos años, en mi “Elogio de la brevedad” (La Nación, 5/2/09), lamentaba que, a la hora de expresarse de palabra o por escrito, algunas personas abusen del tiempo de las demás, extendiéndose en interminables letanías para decir lo que perfectamente podría comunicarse de modo sintético y directo al punto. En particular, como funcionario judicial, me referí esa vez a ciertos abogados, jueces y tribunales que parecen pensar que “la relevancia de sus escritos o fallos depende de su extensión en páginas.”

Hoy no solo sigo convencido de la justeza de esos conceptos, sino que creo necesario mencionar también el caso de quienes creen que la calidad y la importancia de lo dicen o escriben es directamente proporcional a su complejidad. Me refiero a aquellas personas –conste que no pienso en nadie en especial– que deliberadamente usan el lenguaje más rebuscado posible o tuercen la gramática para construir las oraciones más alambicadas imaginables, quizás para proyectar una imagen de sofisticación o intelectualidad.

“Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”, dice el proverbio. En efecto, la historia demuestra que, por regla general, la claridad y la sencillez al expresarse son los distintivos de una mente superior; no la oscuridad y el engorro. Y digo “por regla general”, porque hay que admitir que a veces las limitaciones del lenguaje impiden transmitir conceptos de mucha dificultad en forma llana y simple. Además, dependiendo del contexto y del público meta, en ciertos casos se impone el uso de un lenguaje técnico y riguroso; por ejemplo, en revistas y tratados científicos. Y también están los casos en que se juega con el lenguaje, bajo licencia artística. Con esa clase de complejidad no tengo problema; mi queja se aplica más bien a cuando alguien parece que se empeña en expresarse de forma incomprensible, de modo innecesario y quizás por puro lucimiento.

Cuando se habla o se escribe para el público en general, la claridad no es optativa, sino obligatoria, si de verdad se desea transmitir una idea con efectividad. Además, es una cortesía mínima hacia todos aquellos que no tenemos la cantidad de neuronas que el autor tiene (o cree tener). La nitidez también es refrescante: ¡qué agradable es leer o escuchar un buen argumento cuando se expresa de manera llana y comprensible! Por eso decía el moralista francés Luc de Clapiers, amigo de Voltaire, que “La claridad es el contrapeso de la profundidad”. Arthur Schopenhauer, por su parte, sostenía que “Se debe emplear palabras ordinarias cuando se quiere decir cosas extraordinarias”. La capacidad de comunicarse con otros de este modo, arrojando luz sobre las ideas y los conceptos, para mi es una cualidad admirable en un escritor u orador. Decir más, con pocas y sencillas palabras, es un verdadero arte.

Tal vez el problema radica en que, paradójicamente, decir las cosas claras no es necesariamente cosa fácil. Con frecuencia, es necesario repensar y reescribir algo, una y otra vez, hasta plasmar en el papel o por medio de la palabra lo que se quiere divulgar. Ese proceso exige, además, que quien se expresa haga un ejercicio de desdoblamiento y trate de ponerse en el lugar del que escucha o lee. Ello es así porque, cuando se estructura una idea, ésta generalmente es fruto de un estado mental y de una carga emotiva que es difícil –o incluso imposible– transferir al papel. Para esto puede ser útil dejar reposar un primer borrador y luego releerlo en otro momento y bajo otro ánimo, para comprobar si las ideas realmente eran tan nítidas como se pensaba al principio. La claridad hay que ejercitarla.

Ojalá nuestro sistema educativo quiera y sepa fomentar las virtudes de la claridad y la brevedad en los estudiantes, desde la niñez. Y ojalá nuestros líderes y gobernantes se propusieran también distinguirse por la llaneza y transparencia de sus palabras. Porque, después de todo, el punto de partida para el diálogo y la comprensión mutua –que son la base de la paz– es hablar claro.

22 de diciembre de 2012

Bienvenidos al fin del mundo

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¿Dónde estaba usted ayer, cuando se acabó el mundo? ¿Qué estaba haciendo?

Quizás, como tantas otras personas, andaba en las carreras que son usuales en esta época del año. Si iba a salir de vacaciones, había que dejar las cosas listas y todo en orden en el trabajo. Tal vez había que hacer algunas compras. Posiblemente tenía alguna fiesta o evento social de fin de año. En fin, seguramente andaba en esas cuestiones en las que seguramente no habría perdido el tiempo de haber sabido que el mundo se iba a acabar ayer.

Ah, ¿que no se acabó el mundo? Entonces tal vez usted sea una de esas personas que afirmaban que lo que sucedería ayer, más bien, era que comenzaría una nueva era de paz y armonía, en la que por fin se terminarían la violencia, la pobreza, la guerra y la discriminación. Si es así, seguro lo primero que habrá pensado cuando se asomó a la calle esta mañana es que este nuevo mundo feliz se parece sospechosamente al de ayer. Debe haber pensado: “Aquí algo no anda bien. ¿Dónde está ese mundo ideal de que me hablaron? Yo veo las mismas calles, con las mismas presas de tránsito y los mismos huecos.”

Así es que, en resumen, no se terminó el mundo (por suerte), pero tampoco se transformó mágicamente en un paraíso terrenal. Y ahora ¿qué? Pues la buena noticia es que aún podemos convertirlo en algo mucho mejor. El problema es que aunque muchos quisieran que haya un nuevo mundo, quieren que llegue sin tener que mover un dedo para lograrlo. Que el problema lo resuelvan los mayas o los extraterrestres o quien sea. Que algo suceda que por fin venga a darle un sentido a nuestra existencia.

Pero, en realidad, como decía alguien, el sentido de la vida consiste en darle a la vida un sentido. Y por eso tendremos que comenzar por reconocer que, si queremos un mundo feliz, la responsabilidad de construirlo será exclusivamente nuestra. Eso suena como a algo muy grande, pero no tiene por qué serlo. Las grandes obras de ingeniería se construyen un ladrillo a la vez y hay mil pequeñas cosas que cada uno puede hacer para poner de su parte.

Comience por cambiar usted mismo. Después de todo, como opinaba Aldous Huxley, es es lo único que podemos estar seguros de poder cambiar. Y una de las mejores maneras de cambiarnos nosotros mismos es por medio de un compromiso de servicio a la comunidad. Así pues, que el próximo año sea una oportunidad propicia para dedicar más de nuestro tiempo y energías a la superación de nuestra convivencia común.

Hay múltiples formas de hacerlo. Si no cree poder comprometerse a fondo, al menos busque y aproveche las numerosas oportunidades que el día a día ofrece para mejorar, aunque sea un poco, la vida de otras personas. Múltiples autores de libros y ensayos sobre auto superación recomiendan poner en práctica un experimento interesante y sencillo: de vez en cuando, procure hacer algo amable e inesperado, de manera anónima, por alguien desconocido. Use su imaginación; las posibilidades son innumerables. Lo importante es hacerlo sin esperar reconocimiento ni nada a cambio.

Y si prefiere aportar de una manera más tangible, las opciones también sobran. Por ejemplo, hágase donador regular de sangre o destine algo de su tiempo a labores de voluntariado. Ni siquiera tiene que empeñarse demasiado: usted incluso puede convertirse en un héroe o en una heroína con tan solo su tarjeta de crédito, aportando regularmente por medio de cargo automático a favor de alguna organización benéfica (por ejemplo, a Aldeas Infantiles SOS).

Ello puede ser suficiente para devolverle a alguien más la promesa de un mañana verdaderamente mejor.

Tenga por seguro que pronto vendrá algún nuevo loco o locos prediciendo el inminente fin del mundo. Eso pareciera una parte inevitable de nuestra cultura. Pero, como dice una canción del grupo Rush, la gente que tiene esperanza depende de un mundo sin fin, no importa lo que diga la gente que no la tiene.

Que tengan un feliz año nuevo 2013.-

9 de noviembre de 2011

El "misterioso" año 2011: ¿magia o Feng Shui? Carl Sagan diría: álgebra

Hoy es el Día de Carl Sagan, astrónomo, exobiólogo y divulgador científico, así como escéptico y pensador crítico por excelencia. Por eso y para celebrar su día como tiene que ser, me viene de maravilla un mensaje de correo electrónico que recibí justamente hoy, ilustración perfecta del "pensamiento mágico" que tan fácilmente impresiona a la gente que no ejercita adecuadamente sus defensas contra la credulidad. El mensaje dice literalmente así:
"Asunto: 111 LEELO Y SORPRENDETE

Este año vamos a experimentar cuatro fechas inusuales:
1-1-11 , 1-11-11 ; 11-1-11; 11-11-11 y eso no es todo, toma los últimos dos dígitos del año en que naciste, ahora súmale la edad que vas a cumplir este año, y el resultado sera 111 para todos!! Este es el año del dinero!!! este octubre del año tendrá 5 domingos, 5 lunes, y 5 sábados.. Esto sucede cada 823 años. Estos años son especialmente conocidos como 'poseedor de dinero'... Dice el proverbio que si envías esto a tus buenos amigos el dinero aparecerá en los próximos 4 días como se explica en chino del feng-shui. Los que no continúen la cadena no lo recibirán. Es un misterio ... pero vale la pena intentarlo . Buena suerte !!! yo recibo al dar."
Si siguen las instrucciones y realizan el cálculo que se indica allí, efectivamente obtendrán siempre un resultado de 111... ¡siempre que tengan 11 o más años de edad! Analicemos en qué consiste el "sorprendente misterio", paso a paso:

1. Sea "x" el año en que nací (que en mi caso fue 1960). Entonces, para obtener el primer "ingrediente" de la misteriosa fórmula (o sea, los últimos dos dígitos de ese año), lo que debo hacer es esta resta:

x - 1900

2. El segundo ingrediente mágico (la edad que cumplo este año 2011), se obtiene así:

2011 - x

3. En consecuencia, cuando la fórmula del mensaje me dice que debo tomar "los últimos dos dígitos del año en que naciste, ahora súmale la edad que vas a cumplir este año", lo que me está pidiendo equivale a calcular:

(x - 1900) + (2011 - x)

4. Si resolvemos la ecuación, se ve con facilidad que las dos "x" se cancelan entre sí, de manera que, sin importar en qué año haya nacido yo (y, por ende, qué edad cumpla este año), la operación siempre va a dar:

-1900 + 2011

que, desde luego, es 111.

¡Ni magia ni Feng Shui, solo simple álgebra! ¿Y por qué dije que esto solo funciona si tengo 11 o más años de edad? ¡Eso se los dejo de tarea!  ;-)

15 de julio de 2011

"Estudio de gasolineras" de la Comisión Nacional del Consumidor parece ataque de phishing

Hoy recibí un mensaje de correo titulado "Estudio de gasolineras irregulares en Costa Rica", supuestamente proveniente de la Comisión Nacional del Consumidor del MEIC (la dirección de proveniencia aparente es consumos@consumo.go.cr). Tiene una imagen de encabezado tomada del sitio de la Dirección de Apoyo al Consumidor de ese Ministerio. El contenido dice así:
"Estimado consumidor de Costa Rica.

La Comisión Nacional del Consumidor han realizado un estudio a nivel nacional, y hemos encontrado varias irregularidades en diversas gasolineras. Si deseas saber si en la gasolinera que te abasteces te dan exactamente lo que pagas, hemos publicado un documento el cual aparecen ordenadas las gasolineras por ciudades y regiones.

[Aquí se inserta una dirección web que suprimo por razones de seguridad, pero que apunta hacia el dominio "insalsa.org", el cual es inaccesible.]

Las gasolineras que aparecen en rojo tuvieron irregularidades graves, las de naranja tuvieron medianas irregularidades y en verde no tuvieron.

Se adjunta el documento: NOTA: Para visualizar el documento tendra que aceptar los terminos de condiciones del sitio web.

Ministerio de Economía Industria y Comercio San José, Costa Rica - Todos los derechos reservados 2006-2011"
Síntomas de peligro: a) la deficiente gramática ("la Comisión ... han realizado"); b) la redacción en "tu" (que no sería de esperar de un comunicado oficial); c) la referencia a "todos los derechos reservados" (que tampoco sería propia de un mensaje gubernamental); d) la dirección de proveniencia "consumos@consumo.go.cr" (según la página oficial del MEIC, la dirección correcta "consumo@consumo.go.cr" corresponde a la Dirección de Apoyo al Consumidor, no a la CNC).

En mi caso, el documento del supuesto estudio no venía anexo, pero es de suponer que sí irá en otros casos y posiblemente lleve un virus o alguna otra clase de "malware" inserta.

26 de mayo de 2011

¡El fin del mundo!

Este artículo apareció en la sección "Página Quince" de La Nación de hoy (ver publicación)

Viniendo hacia Curridabat por la pista de Cartago, se pasa bajo un puente que conecta Pinares con Lomas de Ayarco. A un costado de éste hay unas grandes mayúsculas blancas que proclaman: “Última llamada, alerta, Cristo viene” Cada vez que veo el rótulo, me pregunto cuánto tiempo tiene de pintada la ominosa advertencia. Me atrevo a asegurar que esa “última llamada” tiene no menos de diez años.

La única diferencia que hay entre ese rótulo y las predicciones apocalípticas del estadounidense Harold Camping es que éste le puso fecha precisa al evento: 21 de mayo, día en que –según él– debió producirse el “rapto” al que alude 1 Tesalonicenses 4:15-17, dando inicio al período de “la gran tribulación” y, eventualmente, al fin del mundo el próximo 21 de octubre. Para ello, Camping hizo cálculos basados en varios versículos de la Biblia. En realidad, no es la primera vez que lo hace, pues ya antes había pronosticado lo mismo, solo que para el año 1994.

Tampoco es el primero en aventurarse a profetizar el fin de los tiempos. Leí que los campeones de eso son los Testigos de Jehová, quienes han fijado nada menos que 13 fechas distintas a partir del año 1874. Para todos ellos (y, me atrevo a pronosticar yo también, desde ahora, con respecto a quienes afirman las “profecías mayas” del 2012), que el gran momento finalmente llegue y pase, sin evento, debería ser cosa bastante embarazosa; pero, increíblemente, siempre logran encontrar algún tipo de excusa y no tardan en anunciar un nuevo cálculo (por su parte, Camping –impenitente– asegura que el juicio divino sí ocurrió, solo que “espiritualmente”; lo cual es muy astuto, porque es buena justificación para dar a cualquiera que reclame la devolución de parte de los millones de dólares que se comenta que su organización recaudó en donativos previos al 21 de mayo).

Frente a las predicciones de Camping y las de otros como él, quienes se consideran verdaderos creyentes suelen responder que atreverse a poner fechas es inútil, pues “nadie conoce la hora ni la fecha, solo el Padre”. Al igual que el pintor o pintores del puente de Curridabat, la diferencia entre unos y otros no está en si el juicio final vendrá o no, sino únicamente en si se puede o no anticipar cuándo. Pero no les preocupa que la fuente de su creencia y la de los pronósticos de Camping es justamente el mismo libro. Ni que las pruebas fehacientes que lo respaldan son, en ambos casos, las mismas: ninguna. O que, con harta frecuencia, estas predicciones sean utilizadas con un claro propósito: manipular por medio del miedo. Y vender.

Claro está, sabemos que, tarde o temprano, el mundo en realidad sí se va a acabar. Si no lo logramos nosotros primero con nuestros propios actos u omisiones, hay multitud de escenarios naturales de donde elegir: desde impactos cataclísmicos de asteroides errantes hasta el agotamiento del combustible nuclear del Sol en unos cinco mil millones de años (la esperanza es que, para entonces, los humanos –o los robots que heredarán nuestra conciencia, según Kurzweil– habrán migrado hacia otros mundos).

Mucho más realista es tener presente que, para cualquiera de nosotros, cualquier día bien puede ser el último, aunque no lo sea para el resto. De allí la importancia de tratar de vivir cada día a plenitud, procurando dejar un mundo mejor para los que vienen detrás e intentando actuar conforme a la única religión en la que todos podríamos coincidir: la de hacer el bien (Tomás Paine).

Por su parte, a quienes gusta pasarse el tiempo pronosticando el inminente fin de los tiempos, podemos dedicarles las palabras de otro famoso “filósofo”: Charles M. Schulz, creador de las tiras cómicas del inolvidable Snoopy, quien una vez dijo, “No te preocupes mucho de que el mundo se vaya a acabar hoy. Recuerda que en Australia ya es mañana.”

20 de marzo de 2011

Mensajes graciosos de "estafas nigerianas"

No hace mucho comenté aquí acerca de las llamadas "estafas nigerianas", versión cristiana. Pues bien, ahora quiero transcribir algunos otros mensajes similares que he recibido en los últimos años y que me han hecho mucha gracia. Verán, estos señores no parecen ser particularmente creativos en sus mensajes y, por lo general, pareciera que los redactan en algún otro idioma y luego los someten a un traductor automatizado, con resultados frecuentemente cómicos. Si no me creen, nada más fíjense en estos (la transcripción es verbatim), especialmente las partes marcadas con rojo:
"De: badou01 [mailto: badou01@orange.nl]
Enviado el: martes, 15 de enero de 2008 8:06
Asunto: Mis Saludos

Mis Saludos Soy el Sr. NOEL Chiffone, antiguo policía a Isla Mauricio. Durante mi carrera de policía, tuve que efectuar tráficos ilegales en el ámbito de la droga y las armas. actualmente allí, todas mis transferencias bancarias se hacían en mi cuenta bancaria en un país del África el occidental llamada el Benin con ayuda del ex Presidente de la República General 'MATHIEU KEREKOU' que a cada transferencia tenía su porcentaje.

A raíz de mi estado crítico debida al cáncer de pulmón, me aconsejado por el padre de mi iglesia después de confesión hacer una caridad con una gran parte de este fondo del que dispongo en este banco Beninoise a diferentes personas en casi todo el país del mundo para que el señor perdone mis pecados.

Por ello me sirvo del neto para contactar el afortunados que se beneficiarán gratuitamente de un cheque de 85.000.00_ (Ochenta y cinco miles Euro) del que formaron parte. En nombre del señor creativo del cielo y la tierra, esta suma les ayudará a regular una buena parte de sus problemas financieros.

Les anuncio que tuve que contactar a un abogado financiero del benigno del nombre de ME AGBO. Este último que tenía un buen hígado tuvo a firmó un contrato de acuerdo de asociación financiero con mi. Les anuncio que a no habrán pagado su salario honorario en anticipo ya que se dijo al numero 05 de la página 03 del contrato que: 05- las tarifas total de los honorarios de curso ascenderán a 650_ y no deben pagarse por el beneficiario después de la recepción del cheque y el intercambio entre los dos bancos.

Les ruego que se ponga en contacto con este abogado del nombre de ME AGBO Roger en BENÍN para reclamar su cheque ya que voy para los EE. UU a partir de esta noche para seguir mis cuidados. En nombre de Dios creativo del cielo y la tierra, les ruego acepten esta subvención que les ofrezco del fondo del c? ur ya que fui aconsejado por el cura de la iglesia 'CATÓLICA' de PORT-Luis.

ME AGBO Mail de mi avocat: cabinetagbo@yahoo.fr

Muy sinceramente

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De: anna james [mailto: anna1james5@yahoo.fr]
Enviado el: Vie 20/11/2009 02:02 p. m.
Asunto: Donación para el trabajo de Dios.
De Sra Anna James.

Mi estimado en el señor,

Te saludo en nombre de nuestro señor Jesús Cristo nuestro señor que soy señora Anna James de Angola, yo me caso con Sr. Steve James, para quien trabajó con la embajada de Angola en Ivory Coast nueve años antes de que él murió en 12/01/2004.

Nos casaron por once años sin un niño. Él murió después de una breve enfermedad que duró por solamente cuatro días. Antes de su muerte éramos ambos otra vez nacido cristiano. Puesto que su muerte que decidía no casar otra vez o no conseguir a un niño fuera de mi hogar contra el cual la biblia está.

Cuando mi tardío marido estaba vivo él depositó la suma de $1.500 dólares millón de dólares una de la empresa de seguridad principal aquí en la Costa de Marfil Abidjan, África Occidental. Ahora, este dinero es todavía en la seguridad compnay.

Recientemente, mi doctor me dijo que no voy a para durar durante próximos ocho meses debido al problema del cáncer.

El que me disturba es más mi enfermedad del movimiento. Sabiendo mi condición decidía donar este fondo a una organización de la caridad que utilizará este dinero la manera que voy a mandar adjunto. Deseo una organización que utilice este fondo para los orphanages, escuelas, iglesias, viudas, propagando la palabra del dios y se esfuerce que la casa del dios está mantenida. La biblia nos hizo para entender que "bendecida es la mano que da". Tomé esta decisión porque no tengo ningún niño que herede este dinero y mis parientes del marido no son cristianos y no deseo los esfuerzos de mi marido de ser utilizado por la gente que no cree en dios.

No deseo una situación donde este dinero será utilizado en una manera diabólica. Esta es la razón por la cual estoy tomando esta decisión. No estoy asustado de muerte por lo tanto que sé adónde voy. Sé que voy a estar en el pecho del señor. El éxodo 14 CONTRA 14 dice que "el señor luchará mi caso y yo llevará a cabo mi paz".

No necesito ninguna comunicación del teléfono en este respeto debido a mi salud por lo tanto la presencia de los parientes de mi marido alrededor de mí siempre. No quisiera que supieran sobre este desarrollo. Con el dios todas las cosas son posibles. Tan pronto como reciba tu contestación te daré el contacto del la empresa de seguridad principal aquí en la Costa de Marfil Abidjan, África Occidental.

También te publicaré una letra que te pruebe el actual beneficiario de este fondo del ministerio federal de la justicia, Cote D'Ivoire. Quisiera que tú y la iglesia rogaran siempre para mí porque el señor es mi pastor. Mi felicidad es que viví una vida de un cristiano digno. Quienquiera que desea servir al Señor debe servirlo en alcohol y verdad. Rogar por favor siempre todos con tu vida. Entrarme en contacto con en el email arriba, cualquier retrasa en tu contestación me dará el sitio en sourcing otra iglesia para este mismo propósito. Asegurarme por favor que actuarás por consiguiente como indiqué adjunto. El esperar recibir tu contestación pronto.

Seguir bendecido en el señor. El tuyo hermana en Cristo,

Hermana Anna James.

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De: dorism48@cantv.net [mailto:dorism48@cantv.net]
Enviado el: domingo, 21 de febrero de 2010 23:03PM
Para: dorism48@cantv.net
Asunto: De la Sra. Doris.

Estimado Amado,

Yo soy Michael Mrs.Doris de Camerún que estoy casado con fines Sr. Michael Francis de Costa de Marfil. él era el contador ejecutivo con los recursos del ministerio de Costa de Marfil y la energía. Y durante el período de nuestro matrimonio sólo tenemos una son. Though este mensaje puede venir a usted tan inesperada por lo que no tienen encuentros antes y el único medio de comunicación es a través de internet y está en contacto debido a mi condición aquí en el hospital en Costa de Marfil.
Me dijo el médico que me había envenenado y tiene el hígado dañado y sólo pueden vivir durante algunos meses. Cuando mi último marido estaba vivo que depositó la suma de $ 4,5 millones de dólares EE.UU. en un banco aquí, en Abidján, Côte d'Ivoire. No puedo pensar en nadie me quiere matar, aparte de mi difunto marido asociados de negocios, a fin de heredar el dinero, porque mi hijo es tan sólo ocho años de edad.
Yo le entregará el documento fundamental que demostrará que el actual beneficiario de los fondos en el banco. Espero que no voy a traicionar a mi hijo sólo si chang el documento en su nombre y hacer que el beneficiario presente. Después de todo la transferencia de mi hijo se trasladará a su país, todo lo que necesito de usted es llevar a mi único hijo como su hijo, darle una buena educación. incluso cuando estoy en saber más. este correo es muy urgente.
Todo lo que necesitamos ahora es para que usted invierta este Fondo para mi son. If sólo puede ser de ayuda a nosotros estaremos encantados de ofrecerle el 15% del total fund. If a llenar para que me ayude.

Dios bendiga a usted ya su familia
Sra. Doris Michael

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(El siguiente lo recibí en agosto del 2010.)

Saludo a usted.

Mi nombre es el Sr. John Fifi Adeda una sucursal gerente de banco aquí en Ghana. Después de varias investigaciones oficiales de la secretaría de comercio exterior de nuestras Cámaras de Comercio e Industria, he decidido contactar directamente para la asistencia.

Estoy interesado en transferir en su país, mediante su asistencia. Estoy en Ghana actualmente y tengo la suma de los seis millones cuatrocientos mil dólares que quisiera transferir a su cuenta e invertir en su país si es posible.

HICE este dinero (US$6,400,000.00) fuera de mi oficina utilidades extraordinarias para el año 2007 año fiscal. Me elija usted porque no puedo estar involucrados directamente para estoy trabajando todavía con el banco, espero que puede entender mi situación y me ayudará a recibir y invertir este dinero correctamente como esta es mi única esperanza. Usted obtendrá 30% de total del fondo como comisión por su simpatía co-operación mientras que el 70% será para mí.

Si aceptar esta oferta, voy a recibir su respuesta oportuna.

Con respecto,

Sr. John Fifi Adeda."

24 de noviembre de 2010

Estafas nigerianas, versión cristiana

Últimamente he notado un incremento de los mensajes de la clase "estafa nigeriana", solo que ahora en "versión cristiana". Este ejemplo que recibí hoy es típico (lo copio literalmente):
"Donación de Sra. Helline James

ATN:
UNO DE MI DIOS.

Yo soy la persona mencionada arriba, de Kuwait, que estoy casado con Mr.Basil williams, quien trabajó con la embajada de Kuwait en Costa de Marfil desde hace muchos años antes de su muerte en 2007, nos casamos por once años sin un niño antes de su muerte después de un breve enfermedad que duró sólo cuatro días.

Antes de su muerte éramos ambos cristiano nacido de nuevo desde su muerte, decidí no volver a casarse o conseguir a un niño fuera de mi hogar conyugal que la Biblia está en contra, cuando mi marido estaba vivo él depositó la suma de $ 2 5 millones (dos millones cinco cien dólares de EE.UU.) en el banco de aquí, en Abidján, en una revisión de la cuenta de depósito.

Actualmente, el fondo sigue con el banco recientemente, mi médico me dijo que tengo una enfermedad grave que es problema del cáncer, lo que más me molesta es mi enfermedad del movimiento, después de haber conocido a mi condición decidía donar este fondo a una iglesia o una persona que utilizará este dinero de la manera que voy a hacer aquí, quiero una iglesia o un temor de Dios que va a utilizar este fondo para los huérfanos, las viudas y la propagación de la palabra de Dios y de esfuerzo que es mantener la casa de Dios.

La Biblia nos hizo comprender que el Beato es la mano que da tomé esta decisión porque no tengo ningún niño que herede este dinero y mis parientes del marido no son cristianos y no quiero que mis esfuerzos marido para ser utilizados por los incrédulos como antes me advirtió antes de dejar de fumar, no quiero una situación donde este dinero será utilizado en una manera diabólica, es por eso que estoy tomando esta decisión, no tengo miedo de la muerte por lo tanto, sé dónde voy, sé que voy a se pecho del Señor, Éxodo 14 CONTRA 14 dice que el Señor va a pelear mi caso y yo llevará a cabo mi paz.

No necesito ninguna comunicación del teléfono en este sentido a causa de mi salud por lo tanto la presencia de los parientes de mi marido alrededor de mí siempre que no quiero que sepan de este desarrollo, con Dios todo es posible, tan pronto como reciba su respuesta será usted me da con el banco aquí, en Abidján, quiero que tú y la iglesia a orar siempre para mí porque el Señor es mi pastor, mi felicidad es que viví una vida digna de un cristiano, que quiere servir al Señor debe servirlo en espíritu y verdad, por favor, siempre en oración durante toda su vida.

En contacto conmigo en la dirección de e_mail anterior para obtener más información, cualquier retraso en su respuesta me dará el sitio en sourcing otra iglesia o una persona para este mismo propósito, por favor, me aseguran que usted actúe en consecuencia como ya he dicho aquí,

con la esperanza de recibir su respuesta antes posible.

Permanezca bendito en el Señor.
Atentamente en Cristo,

La Sra. Helline James"
Lo increíble es que hay gente que cae en el engaño...

9 de noviembre de 2010

¡Feliz Día de Carl Sagan!

Hoy, 9 de noviembre, es el Día de Carl Sagan, fecha en la que hubiera cumplido 76 años de edad. Astrónomo y comunicador científico, alcanzó fama internacional durante los años 80 con su legendaria serie televisiva "Cosmos" y, poco antes de su muerte, volvió a la popularidad como autor de la novela que se convirtió en el filme "Contacto", estelarizado por Jodie Foster.

Recuerdo muy bien la serie "Cosmos", de la que no me perdía ningún capítulo (entre otras razones, por la fabulosa música de Vangelis) y que llevo asociada también con mis primeros meses de casado. Pero, sobre todo, Sagan puso su sello imperecedero en mi vida cuando, años después, encontré casualmente en la Librería Universal y compré una copia de su libro de 1996 "The Demon-Haunted World: Science as a Candle in the Dark" (que fue traducido al español como "El mundo y sus demonios"). Ese libro, que me he leído dos veces, es considerado una obra clásica del pensamiento crítico. Sirvió para ponerme en el camino del escepticismo filosófico, que, a su vez, ha conducido directamente al destierro de antiguos prejuicios y cadenas mentales. Creo que todas las personas (especialmente los jóvenes colegiales y universitarios) deberían leerlo, particularmente el capítulo 12, "The Fine Art of Baloney Detection", que es como un escalpelo contra la credulidad y la irracionalidad.

En fin, ¡feliz cumpleaños Carl Sagan! Gracias por tu invaluable aporte a la construcción de un mundo lleno de luz. Algún día así será.

(La foto es de Wikipedia. Más información -en inglés- sobre el Día de Carl Sagan, aquí.)

15 de octubre de 2010

Rescate de los mineros en Chile: ¿ciencia o milagro?

Las personas que quieran creer que en el rescate de los mineros de Chile intervino alguna fuerza sobrenatural, o que la oración jugó algún papel en este drama -quizás dando esperanza y fortaleza a rescatistas y rescatados- están en su derecho y nada tengo que decir al respecto. Pero cuando el fanatismo y la irracionalidad llegan a un extremo como éste, la verdad es que cuesta mucho contener la rabia.

En La Prensa Libre de hoy, la señora(ita) María Elena Jiménez Vega escribe un artículo llamado "El milagro y la cortina de humo". En este comentario leemos lo siguiente (las mayúsculas son literales):
"Hoy destaco el hecho de que la hazaña no es de Sebastián Piñera, ni de los especialistas que trabajaron en la operación. El milagro del rescate es de un ser supremo llamado JESÚS quien quiso mostrarle al mundo, a los millones de televidentes que presenciaron la gesta, que ÉL está vivo, que es un DIOS de milagros y de misericordia y que la Gloria del éxito de la misión es únicamente de ÉL."
No sé qué piensan ustedes, pero para mi esta es ni más ni menos que una bofetada a la cara de la enorme cantidad de personas -desde el Presidente de Chile hasta el último de los heroicos rescatistas- que pusieron sangre y sudor por devolver a la superficie a los mineros atrapados.

Ya lo dije antes, pero valga repetirlo: el exitosísimo rescate fue una proeza de la voluntad humana; un despliegue de nobleza y técnica. Me disculpa doña María Elena, pero yo en la televisión nunca vi a Jesús cavando para sacar a los hombres de las entrañas de la tierra. Lo único que vi fue la entrega de personas de carne y hueso, trabajando con lo mejor que la ciencia y la tecnología podían ofrecer, para alcanzar la meta anhelada. Y todo ello con el respaldo incondicional de los familiares de las víctimas, del pueblo chileno y de todas las personas de buena voluntad del mundo entero, tanto creyentes (de todos los signos) y no creyentes también.

Ojalá fuera cierto que para salvar a estos trabajadores no se necesitara de nada más que de Jesús (pues dice doña María Elena al inicio de su artículo que "todo lo que pidan al orar con fe lo recibirán"). Se hubiera economizado mucho tiempo, dinero y, sobre todo, sufrimiento. Presumiblemente, los mineros habrían sido milagrosamente elevados a la superficie, a través de 700 metros de roca. Eso sí que hubiera sido impresionante.

Pero, tristemente, tenemos evidencia cierta e incontrovertible de que rezar 24/7, por más fervor que se ponga en ello, dista mucho de garantizar ninguna clase de resultados. Después de todo, en innumerables tragedias mineras anteriores, decenas de humildes trabajadores perdieron la vida (algunos de los cuales incluso nunca fue posible localizarlos), a pesar de un mar de oraciones llenas de fe de familiares, compañeros de labores y personas de buena voluntad.

Así es que, como dije, quien quiera atribuir alguna cuota del éxito en Chile a sus rezos, está en su legítimo derecho. Pero no insultemos a todas esas personas que dieron lo mejor de sí por salvar a sus congéneres, diciéndoles que el éxito y la gloria no les pertenece también.
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Notas posteriores:
  • El título de la noticia, en La Nación de hoy, lo dice todo: "No hubo milagro en Ecuador: mineros encontrados muertos". Cuatro trabajadores fallecieron. Pareciera que ese día Jesús andaba ocupado en otras labores. (21/10/10).
  • Y ni qué decir de la nota de hoy: "Agonía marcó a parientes de mineros ecuatorianos". Dice la noticia: "Padres, madres y esposas de los mineros ecuatorianos Ángel Vera y Pedro Mendoza sufrieron seis días de agonía y de dormir en improvisados dormitorios para ser informados, el miércoles, de que sus familiares habían muerto producto de un derrumbe a 150 metros de profundidad. (...) Con sus manos juntas y mirando al cielo, la madre de Vera preguntaba una y otra vez '¿Por qué, por qué?'". Pregúntenle a doña María Elena Jiménez. (22/10/10).

21 de agosto de 2010

¡Celebridades mueren en espantosa tragedia aérea!

Jennifer López, Brad Pitt, Tom Cruise, Jay-Z, Johnny Depp, Tiger Woods, Alicia Keys, Kanye West, Gwen Stefani y Ronaldinho viajaban todos juntos (?!) a bordo de un avión CT-43 de la Fuerza Aérea de EE.UU. (?!) y murieron trágicamente al estrellarse el día de hoy.

O, al menos, eso es lo que quieren hacerme creer los spammers que han "visitado" hoy mi cuenta de correo electrónico...

8 de agosto de 2010

Gobierno sueco propone límites a enseñanza de la religión

El gobierno sueco ha anunciado estrictos planes relacionados con la enseñanza religiosa en ese país. Según informa Andrew Brown, columnista del Guardian de Inglaterra, pronto será ilegal que en Suecia se enseñe alguna religión como si ésta fuese incuestionablemente verdadera. "Los alumnos deben ser protegidos de toda clase de fundamentalismos", afirmó el Ministro de educación Jan Björklund.

10 de mayo de 2010

Sobre las "predicciones mayas" del fin del mundo en el 2012

¿Qué creo yo que realmente sucederá en el año 2012? Seguramente que nada fuera de lo ordinario. Eso sí, por desgracia, hay que tener claro que "lo ordinario" incluye toda la gama de terremotos, huracanes, accidentes, etc., etc., que suelen ocurrir todo el tiempo. Lo que quiero decir es que estoy razonablemente confiado de que ese año no sobrevendrá el fin de los tiempos.

Lo mismo opina el Dr. David Morrison, director del Instituto de Ciencia Lunar de la NASA y Senior Scientist en el Instituto de Astrobiología de la NASA. Lean el artículo "2012 y contando", en el cual este científico responde las 20 preguntas mas sobresalientes acerca del año 2012. Publicado por la revista Skeptic.

4 de febrero de 2010

Telenoticias, arte y OVNIs

Seguramente habrán visto ya los reportajes en Telenoticias de Canal 7 acerca de la "evidencia" sobre la existencia de OVNIs, que supuestamente aparece en numerosas obras de arte.

Hace seis años, la revista Skeptic publicó un artículo titulado "The Art of Imagining UFOs" (archivo PDF, 1.62 MB) que ofrece todas las explicaciones necesarias.

Si desean profundizar, también pueden visitar el sitio web del autor, Diego Coughi, quien ofrece amplios detalles en italiano, inglés, portugués y francés.

Como dice Coughi, "La búsqueda de imágenes de naves espaciales en pinturas europeas proporciona una importante lección para todos los entusiastas de lo paranormal: infórmense primero".