Hace unos meses, cuando cumplí los 50 –consciente de que me encuentro, como dice la canción, parado sobre la muralla que divide la primera de la que espero que sea la segunda mitad de mi vida– me propuse alcanzar ciertas metas en el transcurso de este año; unas grandes y otras menos. Viéndolo ahora en retrospectiva, la parte de subirme a la montaña rusa “Hulk” en Orlando con mi esposa e hijos no figuraba en la lista original; pero ya que lo hice –y allí está la foto, con cara de terror incluida, para probarlo– puedo mentir que sí. Tampoco estaba comenzar a practicar el yoga, pero como una de las metas era hacer más ejercicio físico, digamos que esa también la puedo tachar.
Mucho menos divertido que lo anterior, me había propuesto realizarme dos exámenes médicos muy propios de esta edad: colon y próstata. Sí, ya sé: el tema es muy personal y dudé mucho de escribir aquí al respecto. La simple mención del examen de próstata basta para hacer que muchos hombres, normalmente valerosos, salgan gritando despavoridos. Pero al final me decidí a hacerlo, por una cuestión de responsabilidad social. Las estadísticas dicen que el cáncer de cualquiera de esos dos órganos está entre las más significativas causas de mortalidad en nuestro país, por lo que importa aumentar la conciencia al respecto. Y en el caso particular de la próstata, creo que todos los hombres deberíamos aprender a hablar con naturalidad del tema, desterrando ese arraigado tabú que sin duda va de la mano de una masculinidad mal entendida.
Claro, tampoco soy masoquista ni voy a mentir al respecto: la verdad es que ninguno de los dos exámenes es especialmente grato. Los dos son practicados por la misma vía. Dejémoslo así.
Lo propio para un autodiagnosticado Asperger como yo era tomarlo todo como una experiencia educativa e investigar lo más posible con antelación. Lo que aprendí fue muy valioso. En el caso del colon, supe que debía considerarme como parte de un grupo de riesgo, debido a ciertos antecedentes familiares, por lo que practicarme el examen hasta la edad de 50 de hecho que ya era bastante tardío. En mi caso, hubiera sido mejor a los 40, diez años antes de lo recomendado para la población en general. Y dicho y hecho: la colonoscopía reveló un número de pólipos que, si no hubiese hecho nada al respecto, tendrían alta probabilidad de convertirse a futuro en malignos. La doctora –sí, el examen me lo hizo una mujer, cosa que tampoco debería inquietar a nadie a estas alturas– procedió a removerlos, de modo que el peligro fue conjurado. Pero ahora sé que en los años venideros debo mantener la guardia en alto, pues podrían volver a aparecer otros que habrá que ir eliminando como si fueran comandos terroristas infiltrados.
Con respecto a la próstata, el chequeo incluye hacerse un examen de antígeno prostático (PSA). El mío salió bien, pero aprendí que esto puede ser engañoso, ya que los resultados deben ser interpretados en el contexto de otras pruebas. El error crítico aquí es confiarse solo en el nivel de PSA y evitar la revisión médica. Esto último es a lo que tantos hombres temen, por lo que opino que valdría la pena hacer algo por incentivar este control. Quizás el Ministerio de Salud o la CCSS podrían hacer una campaña pro exámenes de próstata, en la que figuras masculinas reconocidas aparecieran diciendo algo así como “Yo también me hice el examen”. En mi caso, la valoración médica confirmó que, por fortuna, todo anda bien.
Naturalmente, estoy más convencido ahora que antes de que era importante cumplir con estas metas de salud. Aunque es obvio que de algo habré de morir algún día, espero que ocurra bien entrada esta segunda mitad de mi vida. Podría ser de infarto en alguna montaña rusa. Pero hasta donde de mí y de la ciencia médica dependa, no será de cáncer de colon o de próstata.
10 de junio de 2011
Esos temidos exámenes...
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3 comentarios:
Creo que Asperger es más que eso (no sonreir en las fotos o ser introvertido). Una persona con esa condición tiene muy pocas habilidades sociales. Con respecto a los otros exámenes felicidades yo también tengo que hacérmelos, además de varios de otro tipo.
la mejor manera de hacerse el fisico de la prostata es como me lo hizo mi Dr. Llegaua verlo por otra cosa y antes de salir me pregunto si alguna vez me lo habia hecho (yo tengo 46) cuando le dije que no, me dijo muy serio: "odiaria que te fueras de aqui con una prostata inflamada, asi que de media vuelta." Literalmente dure 10 segundos mas de lo que hubiera durado sin examen. Eso si, cuando sali, iba con la buena noticia que no tenia nada inflamado, ni siquiera mi ego.
Por dicha todo salió bien, esperemos que así sigamos todos/as en la familia!!! En cuanto al Asperger, sigo teniendo mis dudas...!!!!!
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