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1 de agosto de 2008

Costa Rica requiere más alfabetización científica

“La ciencia en Costa Rica no es importante para la mayoría de la gente. Somos pocos científicos, aquí no hay ni con quien hablar para comparar los hallazgos”. Palabras de Edgardo Moreno, integrante de la Academia Nacional de Ciencias, durante la I Jornada Costarricense de Cultura Científica, según reporta La Nación de ayer.

Durante el encuentro, se habló también acerca de la necesidad de inculcar la curiosidad científica en los niños, así como de buscar vías para divulgar los temas científicos entre el público en general.

Compárese estos conceptos con los que expresé, hace casi cinco años exactos, en mi artículo "Foro nacional de ciencia y tecnología".

24 de julio de 2008

Un vistazo a nuestro pasado (y futuro) evolutivo

Louise Leakey proviene de una legendaria familia de paleontólogos, así es que debe saber una que otra cosilla acerca de la evolución de la vida en general y de los homo sapiens en particular. Aquí está su fabulosa intervención a inicios de este año en TED:

22 de julio de 2008

Prosigue el debate en torno a la evolución

He ido procurando mantener cronológicamente ordenado el hilo de la conversación desde el artículo de este mismo sitio titulado "El diseño de don Fernando". Aclaro esto ya que, en apariencia, a pesar de haber editado varias veces dicho artículo, pareciera que el canal RSS de este blog no registra cada cambio como una actualización.

19 de julio de 2008

Estudie en el M.I.T. con OpenCourseWare

¿Alguna vez ha soñado con estudiar en una universidad como el famoso Massachusetts Institute of Technology (MIT)? Pues bien, a través de una iniciativa llamada OpenCourseWare, ese prestigioso centro de estudios pone al alcance de cualquiera, gratuitamente, miles de cursos en áreas de las ciencias y las humanidades. Esta es una dirección web que definitivamente conviene guardar.

13 de julio de 2008

¿Y, bueno, qué es todo esto de la evolución y el "diseño inteligente"?

El reciente debate en torno a la evolución por selección natural, iniciado por mi artículo del 1 de este mes y la respuesta que pocos días después pretendió ofrecer un estimable colega, pone de manifiesto un problema de ignorancia acerca del tema entre algunos sectores de la población. Por eso, deseo ofrecer seguidamente algunas referencias educativas útiles, que sugiero estudiar en el orden propuesto (nota: lamento que todo este material esté disponible solamente en inglés. Si algún(a) visitante conoce alguna buena referencia en español, que por su contenido esté al alcance del público no científico, agradeceré hacérmelo saber).

Para comenzar, recomiendo este video de 10 minutos, titulado "Human evolution made easy":



Luego, si se desea profundizar en el tema, sugiero el curso en línea "Evolution 101", que es parte del sitio web de la Universidad de Berkeley.

Finalmente, para una entretenida y aleccionadora apreciación del tema de la evolución y su relación con el mal llamado "diseño inteligente", recomiendo este video de la charla presentada por el inimitable Richard Dawkins en la Universidad de Liverpool, hace unos pocos meses, como parte de la promoción de su libro "The God Delusion":

8 de julio de 2008

El diseño de don Fernando

Esta nota fue publicada en La Nación del 21 de julio del 2008. Debate sobre evolución darwiniana versus creacionismo bíblico y "diseño inteligente".

En La Nación de hoy, el Lic. Fernando Zamora C. replica con su artículo “Los dogmáticos de la evolución” a “La peligrosa idea de Darwin”, mi comentario publicado el 1/7/2008.

La posición del estimable colega refleja los argumentos del llamado “diseño inteligente”, la doctrina que postula -en sus propias palabras- “que la naturaleza refleja un diseño, el cual susurra la misteriosa e inescrutable intervención de un Ser creador”.

Me parece que los interesantes artículos publicados el domingo 6 en las páginas 12 y 13 de la Revista Áncora (incluyendo los comentarios de connotados científicos nacionales) son suficientes para dimensionar correctamente la significación de la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin, así como la importancia histórica del aniversario a que mi artículo se refería.

En cuanto a los argumentos de don Fernando, propongo a las y los amables lectores una visita a la Wikipedia, donde una búsqueda de la expresión “diseño inteligente” los conducirá a un artículo que, con profundidad, expone -y refuta- las pseudocientíficas propuestas de esa doctrina.

Notas posteriores:
  • 11/7/2008: En La Nación de hoy, el filósofo y exrector de la Universidad de Costa Rica, Dr. Claudio Gutiérrez, publica "Evolución y selección natural". En referencia a los argumentos de don Fernando Zamora acerca de los genes de la caja HOX, dice don Claudio: "Lejos de probar una intervención sobrenatural en el curso de la naturaleza, su existencia es uno de los tantos elementos que confirman la evolución de las especies por el simple mecanismo físico de la selección natural".
  • 13/7/2008: El biólogo Jorge Azofeifa Navas aporta hoy el comentario "Falacias y mentiras", con argumentos críticos adicionales hacia el "diseño inteligente" del Lic. Fernando Zamora. "La evolución es el concepto unificador de todas las ciencias biológicas y cada día cobra más vigencia", subraya don Jorge.
  • 14/7/2008: Tercer artículo consecutivo que refuta al Lic. Zamora. En esta ocasión se trata de la bióloga Ximena Miranda Garnier, quien en "Evolución y educación" manifiesta: "No es cierto, entonces, que se ha desacreditado la teoría de la evolución. Al contrario, las ideas de Darwin siguen siendo la base de construcción de teorías todavía más poderosas; se han replanteado con la evidencia que traen los avances científicos en genética y biología del desarrollo, y se han fortalecido con nuevas perspectivas científicas." Una versión más extensa de este artículo aparece en el Boletín CIENTEC del mismo mes.
  • 18/7/2008: Cuarto artículo en contra de don Fernando. Enrique Chaves Carballo, médico, aporta "Ciencia y evolúción", donde comenta: "La ciencia, de la cual es parte el darwinismo, no es un dogma ni anhela estar siempre en lo cierto; al contrario, la ciencia busca pruebas para refutar cualquier hipótesis y comprobar que esta no es sostenible (el principio de la hipótesis nula, al cual toda hipótesis debe someterse)".
  • 20/7/2008: Continúa el debate. Hoy es el presbítero René Grimaldi quien escribe "Creación y evolución".
  • 22/7/2008: Sigue Petra con calentura. Don Fernando Zamora, con su artículo de hoy "Los críticos de la macroevolución", persiste en su apología del "diseño inteligente". De paso, pretende descalificar mis argumentos sobre la base de que soy abogado y no científico, como si dominar los fundamentos de la evolución por selección natural no fuese una simple cuestión de cultura general, de las que enseñan en los colegios (en los buenos, al menos).
  • 23/7/2008: Hoy, Felipe Mora Bermúdez, biólogo y Premio Nacional de Ciencia 2007, escribe "Fortalezas de una teoría científica". Señala que la evolución por selección natural es "la teoría medular de las ciencias de la vida". Agrega, contundentemente, que "no existe evidencia reconocida que contradiga la evolución o apoye el creacionismo o 'diseño inteligente'. Espiritualmente, cada quién es libre de invocar fuerzas o propósitos sobrenaturales para la vida y las especies, pero no hay necesidad ni evidencia científica de ello. Resta únicamente saber si la necedad de querer atribuirle carácter científico a creencias místicas es maliciosa o por ignorancia honesta. Hay que combatir ambas cosas con educación." Excelente.
  • 27/7/2008: Una de cal y otra de arena. Edgardo Moreno Robles -integrante de la Academia Nacional de Ciencias- escribe "Humanos y monos" en la Revista Áncora. "[Es] precisamente la prueba darwiniana la que nos permite integrar a la humanidad con la naturaleza y comprenderla desde una perspectiva amplia y solidaria. Nuestra permanencia como la última y sola 'especie' de humanos depende de ello", señala. Mientras tanto, en las páginas de Opinión, Tomás González García -quien se identifica como biogenetista cubano- defiende las posiciones del colega Fernando Zamora con su artículo "Las carencias de la macroevolución".
  • 1/8/2008: Felipe Mora Bermúdez aporta nuevamente al debate, esta vez con su artículo "Comprendiendo la evolución", replicando al del señor González García. "La evolución es quizás la teoría científica respaldada por más evidencia, pero parece también ser la que genera más crítica popular."
  • 2/8/2008: Continúan las intervenciones. Eduardo Rojas Padilla, ingeniero en biotecnología, escribe "La verdad se fundamenta con hechos". Como bien señala, "Evidentemente, el debate sobre la macro- y microevolución continúa; pero siempre girando en torno al concepto Darwinista de evolución, el cual sigue siendo considerado como la piedra angular de la Biología."
  • 3/8/2008: Desde la Revista Áncora, el historiador Iván Molina Jiménez nos recuerda, con su artículo "Darwin en Costa Rica", un episodio poco conocido -pero aleccionador- de nuestra historia. Al respecto, recomiendo altamente leer el relato completo en "La ciudad de los monos", del mismo autor, libro publicado en el 2001. Si no me falla la memoria, es de la editorial de la UNED.
  • 4/8/2008: Dos comentarios de interés en La Nación de hoy: "Evolución de las flores", de Víctor Flury; y "El trasfondo de un debate", del analista político Enrique Gomáriz Moraga.
  • 10/8/2008: Jorge Azofeifa Navas regresa hoy al debate con "Ignorancia y argumentos de autoridad". "Solo se puede negar la existencia de la evolución porque no se quiere ver, por ignorancia o por una combinación de ambas razones, dado que lesiona mecanismos de dominación y necesidades particulares inculcadas, aunque muy respetables."
  • 13/8/2008: En el periódico de hoy aparece "Una valiente observación", de Ulises Rojas Morales, quien se identifica como "profesor de ciencias naturales" (denominación bastante imprecisa, por cierto...). Aunque no estoy familiarizado con el estudio científico que describe, ni en posición de comentar al respecto, el lenguaje empleado -como la reiterada utilización del término "máquina"- suena muy del estilo de los seguidores del diseño inteligente. Esperaremos otras reacciones.
  • 17/8/2008: Tomás González García persiste en su defensa del diseño inteligente con "¿Por qué pierde credibilidad la macroevolución?"
  • 20/8/2008: El psiquiatra Eduardo Arias Ayala escribe "Darwinismo evolutivo", que recoge una verdadera litanía de falsedades acerca de la teoría de la evolución, atribuyéndole ser la causa directa o indirecta de la eugenesia, el marxismo, el nazismo, etc. Todas son acusaciones clásicas -y todas ellas fruto de la ignorancia o de la mala fe- que hacen los oponentes de la evolución (de hecho, a don Eduardo le faltó una, igualmente clásica: la de acusar a Darwin de haber dado fundamento al estalinismo soviético). Todas estas falsedades han sido contestadas repetidamente en otras partes; por ejemplo, en "Open Letter to a victim of Ben Stein's lying propaganda", por Richard Dawkins.
  • 29/8/2008: Luego de varios días sin artículos, hoy regresa Felipe Mora Bermúdez con "Confusiones sobre la evolución". Felipe coincide con mi nota "La importancia de un debate" en que "Queda, entonces, clara la necesidad de optimizar la enseñanza de las ciencias básicas y de la síntesis evolutiva en todo nivel, especialmente en los docentes que influyen en el futuro de la ciencia y la tecnología de Costa Rica".
  • 5/9/2008: En el Semanario Universidad, el teólogo Miguel Picado aporta un artículo titulado "Más allá de la evolución o el creacionismo" (el enlace es de la transcripción que aparece en la página Tribuna Democrática, ya que no dispongo de uno permanente a la edición del Semanario).
  • 10/9/2008: Justamente cuando pensaba que el debate había menguado por fin en La Nación, hoy don Fernando Leal, filósofo, publica el artículo "La estabilidad en la evolución".
  • 14/9/2008: Juan Manuel Peralta, del Departmento de Genética del "Southwest Foundation for Biomedical Research" de Texas, aporta hoy el artículo "Lado oscuro del diseño inteligente".
  • 27/9/2008: Hoy aparece en La Nación una versión actualizada de mi artículo "La importancia de un debate".
  • 4/10/2008: Roger Churnside escribe hoy "Evolución y creación: teoría e ignorancia". Hmmm, al final no me quedó exactamente claro qué es lo que quería transmitir, sobre todo considerando que él mismo dice: "Estimado lector, estimada lectora, no puedo fundamentar o explicar esas afirmaciones aquí y ahora. Cualquier intento al respecto requeriría mucho más espacio-tiempo…" Pareciera que se trata, básicamente, de un llamado a la concordia en el debate.
  • 5/10/2008: Obviamente que no es un partícipe más en el debate nacional, pero el artículo de hoy "Amenaza antiintelectual americana", del economista Jeffrey D. Sachs -profesor de Economía y director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia- vale la pena leerlo en el contexto de esta polémica y contrastarlo con el mío del 27/9/2008 anterior.
  • 23/11/2008: Cuando pensaba que el tema se había dado por cerrado, hoy aparece "Darwinismo: útil a la humanidad", del Dr. Carlos de Céspedes Montealegre, exdecano de la Facultad de Medicina de la UCR, que responde al artículo publicado en agosto por don Eduardo Arias Araya. El doctor de Céspedes explica cómo la teoría de la evólución por selección natural influencia los avances de la medicina moderna.

25 de junio de 2008

La peligrosa idea de Darwin


Artículo publicado en La Nación del 1 de julio del 2008.

El 1º de julio de 1858 (es decir, hace 150 años), durante un encuentro de la Linnean Society de Londres, se dio lectura a unos breves manuscritos sobre una novedosa teoría científica, la evolución por selección natural, escritos separadamente por un tal Charles Darwin y su colega Alfred Russel Wallace. En el caso de Darwin, se trataba de un fragmento de un manuscrito de 1844, así como de una carta escrita el año anterior. El propósito de la reunión era el de establecer que aun cuando ambos científicos habían arribado por aparte a la misma teoría (por lo que Wallace merece también los honores respectivos), lo cierto es que Darwin lo había hecho primero.

El encuentro -por lo pronto- no tuvo grandes repercusiones, al punto de que, en un informe posterior, Thomas Bell, el Presidente de la Linnean Society afirmó que, en su opinión, ese año había concluido sin que se hubiese dado a conocer ningún descubrimiento científico particularmente importante. La historia demuestra que estaba completamente equivocado.

Transcurrió algo más de un año, hasta que el 24 de noviembre de 1859, Darwin publicó uno de los libros que más profundamente han marcado el pensamiento posterior, tanto en el campo científico como en múltiples otras áreas del quehacer humano. Me refiero, desde luego, a "Acerca del origen de las especies por selección natural", que, por primera vez, expuso el mecanismo biológico en virtud del cual se explica -de modo simple y elegante- la inmensa diversidad que presentan los seres vivos en el mundo. Quizás de modo aun más importante, esta obra transformó completamente nuestra visión de nosotros mismos, dando paso a la idea de que los seres humanos no aparecimos mágica o milagrosamente sobre la Tierra, en nuestra forma actual, sino que somos el resultado del mismo lento proceso evolutivo que, a través de millones de años, ha hecho que especies aparezcan y desaparezcan, vinculándonos con el resto de los seres vivos en un árbol familiar, del cual tan solo ocupamos una rama específica.

Esa es la que pensadores y filósofos han dado en llamar "la peligrosa idea de Darwin". Peligrosa, porque así como había ocurrido también siglos antes en el terreno de la astronomía con las teorías de Copérnico y Galileo, las ideas que Darwin dio a conocer suponían un desafío directo al dogma religioso imperante en la época acerca del origen de la diversidad biológica. Actualmente, la teoría de la evolución por selección natural constituye, sin lugar a dudas, la piedra angular de la biología y uno de los principios más influyentes en otras áreas del conocimiento humano.

El 1 de julio marca, entonces, el inicio de una serie de celebraciones y actividades científicas y culturales que tendrán lugar alrededor del mundo para marcar no solo los 150 años de las mencionadas efemérides, sino también el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, que tendrá lugar el 12 de febrero del año entrante. La página darwin-online.org.uk/2009.html es una de muchas referencias que se puede consultar en Internet para estar al tanto de dichos eventos.

En Costa Rica, espero que el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Educación, la Academia Nacional de Ciencias, las universidades y otras entidades públicas y privadas se sumen a las festividades, aprovechando la ocasión para contribuir a la divulgación y comprensión popular de "la peligrosa idea", uno de los hitos científicos e intelectuales más importantes de todos los tiempos.


Nota posterior: este artículo provocó un interesante debate en las páginas de La Nación.

21 de junio de 2008

Invaluable TED

Uno de los sitios web más valiosos e interesantes que conozco se llama, simplemente, TED. Allí, las mentes más brillantes del mundo imparten conferencias fascinantes y provocativas, en 20 minutos o menos. El peso intelectual de los contenidos de este sitio es simplemente demoledor. Para muestra un botón:
Recomiendo registrarse como usuario(a) del sitio, para recibir los boletines de las nuevas conferencias que se va agregando regularmente.

16 de enero de 2008

Amenazado el dominio científico de Estados Unidos

De acuerdo con un reportaje aparecido hoy en el New York Times, el dominio científico a nivel mundial de los EE.UU. se encuentra seriamente amenazado a mediano y largo plazo. Entre otras deficiencias, destaca el reporte del National Science Board que muchos estadounidenses desconocen principios científicos básicos de la física y la biología, especialmente los relativos al Big Bang y a la evolución. Asimismo, son incapaces de responder correctamente cuando se les pregunta si la Tierra gira en torno al Sol. “Estas diferencias probablemente indican que muchos estadounidenses mantienen creencias religiosas que los tornan escépticos frente a ideas científicas establecidas, a pesar de que poseen una familiaridad básica con esas ideas” (traducción libre mía).

1 de marzo de 2005

¿Homeopatía? No, gracias

En su comentario "Homeopatía y cursos libres" (La Nación, 18/2/2005), Sedalí Solís y Alejandro Brenes expresan su desencanto con la mención que hice de los cursos libres de la UCR sobre homeopatía en mi artículo El siglo de Einstein. Explican los orígenes de la asignatura, que justifican en el interés existente entre los estudiantes de Medicina y el público en general -demostrado por medio de encuestas- en saber más acerca del tema.

Antes de continuar, es justo advertir que no soy profesional de la salud y, por eso, sin duda habrá otros con mejores credenciales para hablar del tema. Pero no creo estar tan desinformado tampoco. Sí estoy al tanto de que desde hace varios años hay especialistas en homeopatía inscritos en el Colegio de Médicos. También deben estarlo ciertos galenos que hacen "pruebas médicas" para la licencia en las cercanías del MOPT.

Solís y Brenes señalan que Quienes se acercan a los cursos libres de Homeopatía, en su mayoría, necesitan conocimientos para formar criterio y decidir libremente si usan o no esta opción terapéutica. Sin conocimiento es muy difícil ejercer la libertad y el derecho y, es deber de la Universidad servir para que la población amplíe conocimientos. Estoy enfáticamente de acuerdo. Pero quisiera saber si, al impartir esos conocimientos, se le ofrece a los estudiantes una visión crítica de la homeopatía como disciplina, o si solo se les muestra una cara de la moneda.

En concreto, quisiera saber si los alumnos escuchan puntos de vista como los expuestos en el programa Horizon, transmitido por la BBC de Londres al público británico el 27/11/2002, en el que se concluyó que no existe ninguna evidencia científica que demuestre los efectos terapéuticos de la homeopatía, más allá de los atribuibles al efecto placebo o a la comprobada capacidad autocurativa del cuerpo humano (la transcripción del programa está disponible en Internet).

Me gustaría saber si se les explica que los productos homeopáticos no están respaldados por las mismas pruebas y controles que los productos farmacológicos convencionales. La usualmente rigurosa FDA de los EE.UU. adopta la postura de que ello es innecesario debido a que la homeopatía no contiene virtualmente ninguna sustancia activa y resulta, por tanto, inocua (que no es lo mismo que "efectiva").

Quisiera saber si los alumnos son enterados de que la homeopatía se funda en principios que desafían las leyes de la física y de la química. Leí una vez que el producto llamado "Oscillococcinum" se diluye hasta una concentración que equivale a 1 parte en 100200. De ser cierto, para encontrar una sola molécula del ingrediente activo se necesitaría un volumen de producto muy superior al número estimado de moléculas en todo el universo conocido. Para justificarse, sus defensores afirman que lo que retiene el producto es, en realidad, solo una "memoria" del ingrediente. Qué significa eso y cómo sucede es a lo que deben referirse Solís y Brenes al sostener que la homeopatía ha espoleado la investigación en botánica, zoología, inmunología, física cuántica, ensayos clínicos y filosofía. A estas alturas, los resultados ya deberían de haber merecido al menos un premio Nobel, ¿no es cierto?

Sin duda, la evidencia anecdótica de los supuestos beneficios de la homeopatía abunda, como abundan los testimonios de quienes confiaron en ella, evitando la medicina convencional, hasta que el agravamiento de su condición les obligó a reconsiderar, a veces cuando ya era demasiado tarde.

En 1842, el médico estadounidense Oliver Wendell Holmes, en su trabajo "Homeopatía y engaños similares", expresaba con frustración que probablemente ninguna cantidad de pruebas ni de argumentos científicos servirían para enterrar de una buena vez por todas el mito de la homeopatía. 163 años después, confieso un parecido pesimismo y reitero el dolor de ver que es la UCR, alma mater querida, la que contribuye a perpetuarlo.

Notas:

17 de enero de 2005

El siglo de Einstein

Artículo publicado en la sección "Página Quince" del diario La Nación (ver publicación original).

No todos los días aparece una publicación científica que tiene la capacidad de cambiar literalmente la historia, ejerciendo un impacto cataclísmico no solo sobre la particular disciplina académica a la que va orientada, sino incluso sobre la filosofía, la cultura y otros múltiples campos del saber y del quehacer humano. Esa selecta categoría está exclusivamente reservada para obras como los "Principia Mathematica Philosophiae Naturalis", de Newton, o "El origen de las especies", de Darwin.

Por eso, llama la atención que no mucha gente haya oído hablar del volumen 17 de la revista alemana "Annalen der Physik", cuya publicación cumple un siglo este año. Ese número contiene tres artículos escritos por un previamente desconocido funcionario de la oficina suiza de patentes, llamado Albert Einstein. Los trabajos versaban sobre mecánica estadística, electromagnetismo y relatividad. Desde su aparición, nuestra visión del mundo, del tiempo y del universo mismo cambió irrevocablemente.

Fallidos augurios. Einstein nació en Ulm el 14 de marzo de 1879 y pasó su infancia en Múnich. Nunca fue un estudiante particularmente destacado, y se negó siempre a amoldarse al rígido formalismo de la educación de su época. En cierto modo, no tuvo otra opción más que volverse prácticamente autodidacto. Sus profesores y orientadores le auguraban un futuro gris, probablemente en algún oficio manual. Es irónico, entonces -además de fuente de esperanza y consuelo para incontables sufridos padres y madres de la "era de la ritalina"-, que ese niño académicamente desaventajado sea considerado hoy como uno de los mayores genios de los últimos cien años y quizás de toda la historia. La prestigiosa revista Time no dudó en escogerlo como el personaje más importante del siglo XX.

La reacción inicial a sus publicaciones no fue particularmente entusiasta, pero, a medida que la comunidad científica fue asimilando sus implicaciones y los resultados experimentales comenzaron a validar sus predicciones -como lo siguen haciendo hasta hoy-, se produjo una revolución en la comprensión de temas como la gravedad, el espacio y el tiempo. Su trabajo no suplantó (como a veces se dice erróneamente) sino que ensanchó y complementó la mecánica clásica newtoniana, con la demolición de arraigados conceptos como los de la existencia del éter o del tiempo absoluto. En palabras del autor Michio Kaku, migajas caídas del plato de Einstein hoy continúan produciendo premios Nobel para otros científicos. Se convirtió en una celebridad, estatus que, junto con su origen judío, lo tornó a la postre en blanco de la hostilidad de los nazis, y lo obligó a emigrar a Estados Unidos, donde se consagró desde la Universidad de Princeton.

Luchador insigne. A diferencia de lo que hacían y siguen haciendo muchos académicos que optan por encerrarse en su torre de marfil personal, Einstein no dudó de apoyar y luchar por diversas causas sociales, caritativas y pacifistas. Son incontables las citas que se hacen de su pensamiento en diversos temas, incluidas filosofía y religión.

Por coincidencia, este año se cumple, además, medio siglo de su muerte. La oportunidad es feliz, pues, para celebrar la vida y el pensamiento de ese gran genio. Confío en que la comunidad científica e intelectual del país se organice para rendirle el tributo que merece, comenzando por las universidades nacionales, que me parece que tienen un compromiso ineludible en ese sentido. La oportunidad es magnífica, además, para proyectar el conocimiento y los métodos de la ciencia hacia la comunidad -en vez, por cierto, de organizar cursos libres sobre Feng Shui u homeopatía, como noto que lo está haciendo en estos días nada menos que la Universidad de Costa Rica-.

NOTA: La última frase de este artículo motivó una crítica de los Drs. Sedalí Solís y Alejandro Brenes.

27 de agosto de 2003

Foro científico y tecnológico

Artículo publicado en la sección "Página Quince" del diario La Nación (ver publicación original).

El pasado julio, causó gran revuelo el valiente informe que la ministra de la Condición de la Mujer, Esmeralda Britton, presentó ante la Organización de las Naciones Unidas y en el que -entre otros temas- se refirió, sin pelos en la lengua, al tortuoso camino que ha seguido el desarrollo de una clara y honesta política nacional en educación sexual. Según entiendo, se le cobra haber sostenido que la Iglesia Católica costarricense ha utilizado reiteradamente su influencia para frenar los avances en ese terreno, y ha ejercido una frontal oposición a los temas relativos a la contraconcepción y al uso de profilácticos para reducir la diseminación de enfermedades sexualmente transmisibles, e interviniendo en la definición de los contenidos y métodos de educación para la sexualidad en las escuelas y colegios públicos.

Hasta adonde conozco, la ministra Britton es una funcionaria de probada seriedad, inteligencia y profesionalismo. Lamentablemente, eso no impidió que se quedara prácticamente sola en la defensa de su posición, mientras algunos de sus compañeros de gobierno corrían a poner distancia entre ese mensaje y la línea oficial ante el regaño de las autoridades eclesiásticas.

Intervención activa. Este antecedente ha hecho resurgir una preocupación que desde hace algunos meses viene dándome vueltas en la cabeza: la urgente necesidad de que la comunidad científica y tecnológica del país encuentre una manera de articular una voz para intervenir activamente en el debate de las políticas públicas relativas a estos campos.

Durante mucho tiempo, científicos y técnicos alrededor del globo mantuvieron una actitud de escepticismo y desinterés en relación con los vaivenes de la política, prefiriendo atrincherarse dentro de sus laboratorios y detrás de las paredes de las universidades con el fin de salvaguardar la pureza de su actividad. Pero grandes acontecimientos históricos, como la Segunda Guerra Mundial, eventualmente los han obligado a asomarse fuera de sus torres de marfil y a asumir posiciones claras con respecto a temas sobre los que no es posible callar, so pena de caer en la complicidad. Para muestra y siguiendo con el ejemplo de la Guerra, se recuerda la enérgica denuncia de Einstein en relación con el exterminio nazi de los judíos europeos.

Deber de actuar. Hoy existe consenso indudable y virtualmente unánime en el sentido de que los profesionales -en todos los campos del saber, incluyendo, desde luego, la ciencia y la tecnología- tenemos un compromiso ético ineludible frente a la sociedad. Para lo que aquí interesa, ese compromiso se traduce en el deber de actuar, con energía y honestidad, para asegurar que la luz del saber y las bondades del progreso alcancen a todos. La libertad, que es derecho fundamental y condición suprema a la que aspira todo ser humano, no está limitada a la independencia física o personal, sino que se realiza, entre otros planos, en la libertad frente al miedo, la ignorancia y la superstición. Y esto solo se logra por medio de un compromiso inclaudicable de promover y difundir el conocimiento.

Tal y como se hace ya en otras latitudes, estimo imprescindible que la comunidad científica y tecnológica nacional construya su propio lobby, ojalá alrededor de sus figuras más prestigiosas, para hacer sentir su aporte en el acontecer nacional. Un foro nacional científico y tecnológico vendría así a actuar fundamentalmente como un asesor objetivo e imparcial de las autoridades públicas (Poder Ejecutivo, Asamblea Legislativa, etc.) cada vez que se trate de adoptar grandes decisiones en esos terrenos. Y serviría también como guía de la opinión ciudadana frente al tratamiento prejuiciado de importantes temas de la agenda nacional. Porque a esa misión nos encomendaba, sin duda, Oliver Wendell Holmes hijo, cuando decía que la mente del intolerante es como la pupila del ojo: cuanta más luz brille sobre ella, más se encoge.

12 de febrero de 2003

Darwin hoy

Artículo publicado en la sección "Página Quince" del diario La Nación (ver publicación original).

Hoy hace 194 años nació Charles Darwin, quien poseyó una de las mentes más brillantes de la historia y cuyas investigaciones y teorías han tenido uno de los impactos más perdurables.

Darwin nació en Shrewsbury, Inglaterra. A los 22 años, aceptó servir como naturalista a bordo del H.M.S. Beagle, que partió en diciembre de 1831 para una expedición científica de 5 años por la costa pacífica de Sudamérica. Sus observaciones durante el viaje sirvieron de base para la publicación en 1859 de su obra más famosa, "Acerca del origen de las especies por medio de la selección natural".

A mediados del siglo XIX, la concepción dominante en Occidente sobre el origen de la vida provenía de una interpretación literal del relato bíblico, según el cual los seres humanos habríamos sido creados como somos ahora, hace algunos miles de años como máximo y casi al mismo tiempo en que lo habrían sido también las demás especies animales y vegetales.

Evolucionismo. La teoría de Darwin parte de que, por el contrario, las especies evolucionan lentamente, a partir de mutaciones y cambios provocados por el entorno, que alteran -para bien o para mal- la capacidad de supervivencia y de reproducción. Si los cambios son desfavorables, el futuro albergará la muerte. Pero si son favorables, el individuo tendrá una mejor probabilidad de sobrevivir y reproducirse, transmitiendo esas adaptaciones a sus descendientes. Transcurrido un tiempo suficiente extenso, los cambios cuantitativos se truecan en transformaciones cualitativas y al surgimiento de especies nuevas.

En el enfoque darwiniano, la vida en la Tierra tendría no miles sino miles de millones de años de existencia. Además, las formas de vida contemporáneas (incluyendo la humana) no habrían aparecido súbitamente sino como fruto de un proceso -no milagroso, pero no por eso menos maravilloso- de transformaciones paulatinas a partir de especies antecesoras.

Antecesor común. Casi siglo y medio después de la publicación del libro de Darwin, la evidencia se ha acumulado, confirmando sus hipótesis. En lo que a los humanos se refiere, el moderno análisis de ADN revela que compartimos hasta un 98% de nuestros genes con otras especies de la orden de los primates, lo cual apunta claramente a la existencia de un antecesor común. La evolución misma es comprobable, de modo dramático, en el mundo de virus como los de la gripe y el VIH: cuando mutan y, como resultado de ello, logran resistir la acción de un medicamento, sobreviven y transmiten esa cualidad a sus sucesores, que se replicarán dando al traste con las terapias establecidas.

Paradójicamente, hoy se habla de cómo los seres humanos hemos sido capaces de alterar e incluso de detener el proceso de la selección natural. Nuestros estándares de salud aseguran la supervivencia, o al menos la prolongación de la vida, incluso de quienes padezcan enfermedades o discapacidades que siglos atrás habrían conducido a una muerte segura. La mayoría de nosotros coincidiremos en que eso es bueno y Darwin probablemente no lo negaría tampoco, ya que su teoría de la evolución solo ofrece una explicación para un proceso natural, sin extraer conclusiones éticas o morales de él.

Maravilla y angustia. Pero a lo que voy es a destacar que este hecho no deja de ser maravilloso y angustioso a la vez, precisamente en el campo ético, porque reafirma que nuestro futuro está cada día más en nuestras propias manos y no en la selección natural. En tiempos en que corren aires de guerra y que se discute de temas como la clonación, estamos ante un dilema moral que solo a nosotros mismos incumbe resolver. Aunque nunca lleguemos a tener todas las respuestas ni podamos prever o superar todos los obstáculos que podamos afrontar, está cada vez más claro que el mañana será lo que decidamos hacer de él. La elección es nuestra y la responsabilidad también.

Charles Darwin murió el 19 de abril de 1882. Sus restos descansan en la abadía de Westminster, cerca de los de otro genio, Isaac Newton.