En La Nación de hoy, don Thelmo Vargas escribe "
Newton y Leibniz: diálogo en el Purgatorio", en el que pone a tan eminentes personajes a debatir acerca de qué clase de Dios puede haber sido el creador del universo y qué clase de ingerencia tiene en el día a día, ofreciendo dos (¿o son tres?) opciones. No explica don Thelmo por qué habrían de encontrarse tan distinguidas figuras en el Purgatorio en vez de en el Cielo, pero eso no nos concierne en este momento. Para los efectos, podemos simplemente convenir en que se trata de una conversación imaginaria, en un sitio igualmente imaginario. ;-)
En resumen, la alternativa "A" es la de un monarca absoluto que tiene un serio problema de microadministración, responsable incluso de la caída de cada hoja de cada árbol (por qué querría Dios ocuparse de eso, no me lo explico). En este caso, Dios es el gestor y poder detrás de absolutamente todo lo que acontece en el universo. Eso implica que es el autor de todo lo bueno... pero también necesariamente implicaría que es el responsable de todo lo malo. Dios sería el creador de los atardeceres, la bondad, las estrellas y todas esas cosas lindas de que hablan en ese mini-segmento de Canal 7 (ya saben, el de
"¿Quién ordenó al mundo girar?", etc., etc., etc.). Pero entonces sería también el autor del cáncer, de los gusanos que se introducen y crecen dentro del cerebro, las malformaciones congénitas, las hambrunas, los terremotos y los tsunamis:
"Yo soy Yavé, y no hay otro más; yo enciendo la luz y creo las tinieblas, yo hago la felicidad y provoco la desgracia, yo, Yavé, soy el que hace todo esto." (Isaías, 45:7)
"And He who made kittens put snakes in the grass" (Jethro Tull, "Bungle in the Jungle")
Ese Dios nos lleva de inmediato al "
problema del mal", formulado brillantemente hace siglos por
Epicuro, para el cual los creyentes en esta clase de Dios aun carecen de respuesta. ¡Buena suerte explicando eso!
Alternativa "B": Dios creó el universo y las leyes que lo gobiernan de forma perfecta. Luego se jubiló para siempre. Esa concepción, llamada "
deísmo" de hecho que ha sido sostenida por grandes pensadores de la historia, como Jefferson y Montesquieu. Es también la filosofía a la que se convirtió, al final de su vida, el inglés
Anthony Flew (no al cristianismo, como algunos falsamente sostienen). Indudablemente, el deísmo tiene grandes ventajas sobre la "opción A": cuando menos le quita a Dios esa mala reputación de hiperobsesivo, caprichoso, genocida, racista, misógino y narcicista patán con que lo retratan, por ejemplo, en el Antiguo Testamento. Pero también tiene una consecuencia interesante: torna automáticamente en falsas todas las visiones religiosas mesiánicas, como el judaísmo, islam y el cristianismo. En efecto, que Dios no intervenga en el desarrollo de los acontecimientos desde la creación implicaría que todo el relato de Jesús como su hijo, enviado al mundo para salvarnos, sería mentira (y ni qué decir de toda la organización eclesiástica y demás parafernalias creadas a partir de esa premisa). ¡Buena suerte con eso también!
Al final de su artículo, don Thelmo habla displicentemente de "un tal"
Richard Dawkins. Imagino que se refiere al eminente biólogo evolucionista, recientemente jubilado de su catedra en la Universidad de Oxford (si eso es ser "un tal", ¡yo quiero ser "un tal" así!). Que yo sepa, Dawkins nunca ha dicho que "El Quijote" se escribió solo. Lo que sí ha dicho es que le parece absurdo tratar de comprender toda la complejidad del universo ofreciendo, por toda explicación, la de un ser más complejo aun. Y que sostener que Dios creó al universo deja abierta la cuestión de quién creó a Dios. Y que si la respuesta que pretenden darnos es la de que "Dios ha existido siempre", entonces ¿por qué no creer, alternativamente, que el universo ha existido desde siempre también?
¡Buena suerte explicando eso!
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Nota posterior: las citas de Isaías y de Jethro Tull fueron agregadas posteriormente a este artículo.