1 de mayo de 2000

Estructuras y esquemas de los sistemas de información jurídica

Resumen:

Dentro de un sistema de información, se distingue el esquema de la estructura organizacional. Este trabajo, partiendo de conceptos generales descritos separadamente por L. Rosenfeld y P. Morville, busca aplicarlos a los sistemas de información jurídica, en procura de obtener un diseño más eficiente y de máximo provecho para el operador.

Introducción

Esta ponencia pretende examinar someramente distintas alternativas para la organización de un sistema de información jurídica, desde el punto de vista de diseño, sobre la base de conceptos más generales propuestos por L. Rosenfeld y P. Morville. [1]

Para nuestros efectos, es indiferente cuál sea el contenido preciso de dicho sistema (es decir, que se trate de normativa, jurisprudencia, doctrina, etc.).

La tesitura central es la de que la forma debe seguir a la función. Dicho de otro modo, la elección de una u otra alternativa de diseño depende eminentemente de cuál sea el propósito del sistema de información, así como del contexto en que vaya a ser empleado, reconociendo en todo momento las diferencias cognoscitivas entre usuarios.

Elementos de un sistema de información jurídica

En general, en cualquier sistema de información (y los jurídicos, desde luego, no son distintos en este sentido), es posible distinguir el esquema de la estructura organizacional.

  • La elección de una u otra alternativa de diseño depende de cuál sea el propósito del sistema de informaciónEl esquema organizacional define las características comunes de los elementos de contenido e influencia su agrupamiento lógico. Aquí, el diseñador debe identificar las entidades y las categorías básicas en torno a las cuales se va a construir el sistema y a organizar la información. En general, el esquema elegido puede ser exacto o ambiguo.
  • La estructura organizacional, por su parte, define los tipos de relaciones entre los elementos de contenido y los grupos. Una vez determinadas las categorías básicas de información, el diseñador debe establecer cómo se relacionan unas con otras, y construir una estructura que refleje apropiadamente estas circunstancias. En un sistema de información, esta estructura podría ser jerárquica, de hipertexto o estilo base de datos.

Examinaremos seguidamente las diversas alternativas para cada uno de esos componentes centrales.

Esquemas organizacionales

Se dividen en esquemas exactos o ambiguos.

Esquemas exactos

Se caracterizan por dividir la información en secciones bien definidas y mutuamente excluyentes. En otras palabras, partiendo de un criterio de clasificación definido, cada dato almacenado en el sistema tiene su ubicación precisa y unívoca. Se elimina toda ambivalencia, de manera que la búsqueda posterior que se haga de una pieza de información cualquiera conducirá a un resultado único e inconfundible. [2]

Algunos ejemplos de criterios selectivos que conducen a esquemas organizacionales exactos son: el alfabético, el cronológico y el geográfico. Veamos de qué manera pueden resultar de interés para un sistema de información jurídica.

Alfabéticos

En la vida diaria, encontramos multitud de esquemas exactos alfabéticos a nuestro alrededor. El directorio telefónico es un buen ejemplo. Todas las piezas de información dentro de él tienen una ubicación precisa y unívoca, en función de la posición que tienen a partir del orden de las letras del alfabeto. No se esperaría que una persona de apellido Rojas aparezca junto a aquellas cuyo apellido comienza con "m". Las enciclopedias temáticas brindan otro caso ilustrativo.

En derecho, podemos visualizar fácilmente la utilidad de emplear un esquema alfabético para el diseño de un sistema de información. Típicamente, los diccionarios jurídicos tendrán esa organización, así como muchos índices temáticos. De particular interés para la informática jurídica, los tesauros jurídicos tenderán a seguir un esquema alfabético. [3]

Cronológicos

La secuencia temporal es el criterio organizacional en estos casos. La información se agrupa en función de su cronología. En la vida diaria, este esquema se traduce en textos de historia, archivos de boletines de prensa, guías de televisión, etc.

En el plano de lo jurídico, se puede catalogar la información fácilmente a partir de este factor: las colecciones de normativa y de jurisprudencia frecuentemente lo siguen. Esto es natural, ya que la interpretación histórica es una herramienta fundamental de hermenéutica jurídica. Y, desde luego, el principio general de que la ley posterior deroga a la anterior hace que la perspectiva cronológica resulte crucial para los operadores jurídicos.

Geográficos

La información puede organizarse también, de manera exacta, con base en un factor geográfico de origen (país, región, etc.). Alrededor nuestro vemos mapas, cartas meteorológicas o topológicas, estadísticas de población y mil otras formas de representar datos en función del territorio.

Para el derecho, que dota a la jurisdicción territorial de una importancia de primer orden, el esquema exacto geográfico permite resolver problemas de soberanías, competencias judiciales, nacionalidades, etc. De manera que para aquellas aplicaciones destinadas a resolver problemas jurídicos de esa índole, el esquema que aquí examinamos resulta idóneo.

Esquemas ambiguos

Dividen la información en categorías que no admiten definiciones precisas. Por esta razón y a diferencia fundamental de los esquemas exactos, los datos que forman parte de una organización ambigua pueden ser encontrados dentro de más de una clasificación a la vez. Si bien esto obviamente podría dificultar el manejo y búsqueda de información, esta modalidad responde a la realidad inevitable de que no siempre es posible (o conveniente) encasillar un dato dentro de una ubicación única y excluyente.

Son ejemplos de esquemas ambiguos: los tópicos, los orientados a la tarea o a la audiencia, los metafóricos y los híbridos.

Tópicos o temáticos

Son el resultado de clasificar la información a partir de compartimentos definidos más o menos arbitrariamente. La pericia con que se definan esos compartimentos determinará la mayor o menor utilidad que el sistema tenga para sus usuarios, porque de ella depende qué tan fácil o difícil resulte buscar y asimilar la información que éstos requieran. Alrededor nuestro, encontramos esquemas ambiguos temáticos en las llamadas "páginas amarillas" del directorio telefónico (que agrupan los datos en secciones arbitrarias tales como tiendas de departamentos, restaurantes, vendedores de computadoras, etc.), los medios de prensa (que segregan la información en categorías tales como noticias nacionales, de finanzas, deportivas, etc.), los libros de texto y muchas otras fuentes.

En la Internet, frecuentemente encontramos esquemas tópicos, por ejemplo, en los sitios web de las diversas compañías y organizaciones en general. En ellos, se suele dividir la presentación de la información al visitante en compartimentos tales como historia de la compañía, productos y servicios que se ofrece, contactos, listado de departamentos que la componen, etc.

Un sistema de información sobre doctrina jurídica probablemente tendrá que recurrir a un esquema temático. Igual deberá hacerlo una aplicación que pretenda almacenar legislación o jurisprudencia en función de las diversas ramas del derecho, o de determinados conceptos jurídicos.

La ambigüedad intrínseca de estos sistemas de información determina la necesidad de ofrecer al usuario un mecanismo eficiente para la localización de los datos de su interés. Un libro de texto suele suplir para ese propósito un índice de contenido. Un sitio web ofrecerá un mapa de navegación. Una base de datos jurídica deberá emplear aplicaciones asociadas que generen vistas, o cuadros de búsqueda.

Orientados a la tarea

Cuando un esquema organizacional está orientado a la tarea, se ofrece al usuario listados de opciones que fueron diseñadas pensando en cada una de las actividades que se espera que aquél realice mientras usa el sistema. Esta técnica aparece actualmente en innumerable cantidad de paquetes de software, en los que las diversas funciones suelen estar agrupadas en menús o barras de herramientas orientadas a una tarea en particular (editar, dar formato, administrar los archivos, etc.).

Una aplicación jurídica podría emplear este esquema para facilitar actividades determinadas. Por ejemplo, un sistema de gestión de expedientes judiciales podría ofrecer herramientas para agregar un expediente nuevo, ingresar la identificación de las partes, consultar si existen otros asuntos planteados por alguna de esas partes, etc.

Orientados a la audiencia

La organización de la información estará orientada a la audiencia cuando los datos son agrupados en función de los intereses específicos de uno o más sectores de usuarios. Las tiendas de libros generalmente emplean este método, clasificando sus productos de secciones destinadas a jardinería, novelas de acción, manualidades, textos sobre historia, actividades recreativas, etc. El esquema se entiende ambiguo porque, bajo determinadas circunstancias, un libro podría figurar en más de una sección a la vez. Por ejemplo, "Don Quijote de La Mancha" podría encontrarse tanto en el área de clásicos de la literatura como en la de autores españoles.

En Internet, los foros de discusión de Usenet y las diversas listas de correo suelen estar orientadas a la audiencia, porque usualmente se especializan en la discusión de tópicos que son sólo de interés de grupos determinados de usuarios.

En derecho, podríamos pensar fácilmente en bases de datos de normativa, jurisprudencia o doctrina, destinadas a especialistas en determinadas áreas puntuales, como, por ejemplo, la responsabilidad por mala práctica profesional, propiedad intelectual, etc.

Metafóricos

En un sistema de información dado, la manera en que los datos están organizados (y, por ende, la manera por la que los usuarios llegan a ellos) podría aparecer representada a través de una metáfora. En este caso, el empleo del sistema debería resultar más o menos intuitivo para el usuario. [4]

Muchos ambientes informáticos modernos emplean este esquema, popularizado inicialmente por la compañía Apple a través de sus sistemas Macintosh y desarrollado posteriormente en el llamado "escritorio" de Microsoft Windows. [5] La representación de relaciones de parentesco a través de un "árbol" genealógico ilustra también adecuadamente el concepto.

Hasta la fecha, no conocemos ningún sistema de información jurídica basado en metáforas, [6] pero es concebible que determinadas actividades rutinarias en este campo (como la gestión judicial) se presten de manera idónea para su empleo.

Híbridos

Tal y como el empleo de los esquemas organizacionales exactos no precluye la posibilidad de aplicarlos en forma combinada para una mayor efectividad, también es viable recurrir a dos o más esquemas ambiguos dentro de un único sistema de información. Por ejemplo, los llamados iconos -de frecuente empleo en informática- no son más que la representación metafórica de un tópico o acción.

Estructuras organizacionales

La estructura organizacional, como se anticipó arriba, define los tipos de relaciones entre los elementos de contenido y los grupos. Desde esta óptica, la estructura afecta la manera en que el usuario logrará arribar a la información que desea, así como al modo por el cual navegará de un contenido a otro, si así lo desea.

Las estructuras organizacionales pueden ser jerárquicas, de hipertexto o estilo base de datos.

Estructuras jerárquicas

Se basan en subdivisiones mutuamente exclusivas (y, por ende, claramente precisables), que guardan entre sí relaciones de tipo padre-hijo. Ejemplos de estructuras de este tipo son los árboles genealógicos, la taxonomía de las especies, los organigramas y otros.

Las construcciones jerárquicas se caracterizan por su claridad. No dan lugar a duda alguna acerca de la posición que guarda un elemento de información con respecto a los demás. Sin embargo, frecuentemente dan lugar a ciertas dificultades, cuya solución no siempre es obvia. Entre ellos:

  • Los problemas de exclusividad e inclusividad. No siempre es posible establecer una distinción tajante entre categorías conceptuales, ni percibir cuál es su relación precisa con las demás. En el caso de la información jurídica, la ambigüedad de ciertos términos podría plantear dificultades al momento de decidir su ubicación dentro de la estructura, o bien dar pie a la necesidad de relacionarlos con más de un nodo (herencia múltiple).
  • Los problemas de amplitud y profundidad. Una estructura jerárquica demasiado amplia (por ejemplo, un organigrama en el que un nodo posee muchos elementos subordinados al mismo nivel), puede confundir al usuario al presentarle demasiadas opciones. Por otro lado, una estructura demasiado profunda (con muchos niveles) puede crear frustración al obligarlo a navegar por una gran cantidad de opciones hasta llegar al dato que requiere.

Aun así, las bondades de una estructura jerárquica son fácilmente aparentes. Al emplear una estrategia de "divide y conquistarás", las distribuciones de este tipo permiten simplificar temas complejos o de mucha amplitud, facilitando el conocimiento.

En derecho, empleamos las estructuras jerárquicas constantemente. Por ejemplo, si se les mira con detenimiento, es dable estimar que la mayoría de los textos normativos siguen una organización de este tipo: una ley extensa y compleja puede estar dividida en libros, que se subdividen en títulos, que dan lugar a capítulos, éstos a secciones que contienen los diversos artículos, muchos de los cuales se segmentarán a su vez en incisos. El derecho penal emplea una distribución jerárquica para clasificar y así tipificar con mayor facilidad las distintas conductas antijurídicas que son su objeto de estudio: éstas se dividen en delitos y contravenciones; los primeros se clasifican en delitos contra la vida, la propiedad, la buena fe en los negocios, etc.; entre aquellos primeros encontramos el homicidio, que se divide en una forma simple, otra agravada, otra calificada, otra especialmente atenuada, etc. Y así sucesivamente.

Como se anticipó más atrás, los tesauros jurídicos suministran un buen ejemplo de un sistema de información jurídico que, a la par de un esquema exacto, normalmente implementa una estructura jerárquica. Esta distribución es la que permite al usuario navegar por categorías de sentido cada vez más preciso, hasta llegar al nivel de detalle que le interesa y encontrar allí la información asociada.

Estructuras de hipertexto

Esta organización es la responsable de la versatilidad (pero, al mismo tiempo, del carácter desesperadamente caótico por momentos) de la web.

El hipertexto se caracteriza por dar lugar a una estructura no lineal de elementos conectados por ligas. [7] Esta puede resultar una herramienta poderosa (particularmente en cuanto remeda el carácter no lineal del pensamiento), pero se presta también para problemas de complejidad y confusión. El usuario frecuentemente puede encontrarse en el trance de no saber cómo llegó adonde está ni cómo regresar a su punto de partida.

Las estructuras de hipertexto se consideran recomendables para complementar distribuciones jerárquicas o estilo base de datos. En este caso, el diseñador normalmente preferirá definir primero la jerarquía y luego establecer las relaciones de hipertexto entre los datos, a fin de no perderse en la maraña. Asimismo, es fundamental procurar medios para que el usuario tenga claro en todo momento adónde se encuentra dentro del sistema y cómo llegar a sus puntos cardinales. [8]

En el plano de lo jurídico, el hipertexto puede resultar invaluable para relacionar conceptos dentro de una pieza de información jurídica. Por ejemplo, en una sentencia extensa, se le puede utilizar para facilitar la navegación a través de sus diversas secciones. Al mismo tiempo, podría servir para relacionar aspectos de su contenido con otros documentos que contribuyan a clarificar el sentido de la decisión o que contengan resoluciones similares (o, por qué no, contradictorias). De gran valor para el operador jurídico resultaría la técnica de vincular el texto de la sentencia con el de aquellas normas que se cita o desarrolla en ella. [9]

Estructuras de base de datos

Como es harto sabido, las bases de datos [10] se caracterizan por la presencia en ellas de tablas formadas por registros y campos. [11] Las tablas son colecciones de entidades; los campos son sus atributos. Son recomendables para secciones de información estructurada y homogénea dentro de una organización mayor (por ejemplo, los directorios de personal en una organización, catálogos de productos y listados en general).

Las bases de datos ofrecen al derecho una herramienta fundamental para la clasificación y manejo de los grandes volúmenes de información por los que se caracteriza nuestra disciplina. La informática jurídica operacional describe innumerables aplicaciones de esta naturaleza.

No obstante, si algo distingue a la información jurídica es, justamente, su carácter no estructurado. Bases de datos que fácilmente almacenan y manipulan cantidades, datos de productos o de personas, no se prestan fácilmente para el trabajo con objetos complejos, como lo son las normas, la jurisprudencia o la doctrina. Esta problemática, que aparece también en otras áreas del conocimiento que trabajan con objetos complejos (como el vídeo o el sonido), ha dado paso a la creación de tecnologías sofisticadas, como las bases de datos textuales, orientadas a objetos u objeto-relacionales. Pensamos -y así lo hemos expuesto en otra parte [12]- que estos avances resultarán de gran provecho para la ciencia jurídica.

Conclusión

Tal y como lo señalan Rosenfeld y Morville, los sistemas de información funcionan mejor cuando se aplican a dominios restringidos de contenido homogéneo. Esta exigencia es, como se ha explicado, difícil de satisfacer en tratándose de información jurídica.

Como regla, los esquemas exactos son idóneos para la búsqueda de ítems conocidos. Por ejemplo, una sentencia o ley cuyos datos de identificación se posee de antemano. Por su parte, los esquemas ambiguos son mejores para la navegación no dirigida [13] y para el aprendizaje asociativo. Sin embargo, puesto que los problemas que debemos enfrentar no siempre tienen la gentileza de encuadrar exactamente dentro de esas categorías, el diseñador de un sistema de información jurídica deberá esforzarse para, mientras sea posible, usar ambos.

Otro tanto ocurre con las estructuras organizacionales. Bajo determinadas hipótesis, lo recomendable será optar por una jerarquía, aunque bajo otras será preferible el estilo bases de datos. En uno u otro caso, un empleo prudente (y con buen gusto) del hipertexto permitirá crear una herramienta incuestionablemente más poderosa y satisfactoria para el usuario. Después de todo, es crucial reconocer que no todos son iguales ni tienen idénticas necesidades o habilidades para el acceso a la información. Proporcionar estructuras y esquemas adecuados a los diversos estilos cognoscitivos tan sólo puede contribuir a garantizar el éxito del sistema diseñado.

Notas

  1. ROSENFELD, Louis y MORVILLE, Peter. Information Architecture for the World Wide Web. O'Reilly & Associates, editores. 1998.
  2. Lo cual, sin embargo, no debe llevarnos a la errónea conclusión de que la aplicación de cualquiera de los esquemas mencionados aquí excluya la de los demás. Por el contrario, es frecuente encontrarlos en combinación. Por ejemplo, se puede crear un catálogo de vinos por región geográfica, ordenándolos luego dentro de cada una de manera alfabética. La exclusión a que nos referimos aquí opera únicamente a lo interno de cada esquema.
  3. Probablemente en combinación con una estructura jerárquica, que se examinará más adelante.
  4. Lo cual dependerá, desde luego, de qué tan feliz haya sido el escogimiento de la metáfora en cuestión.
  5. En ellos, por ejemplo, la acción de eliminar un determinado archivo está representada por el hecho de arrojarlo en un "canasto de basura" virtual.
  6. Algunos sitios web las empleen quizás.
  7. Vínculos o hipervínculos.
  8. Algo similar a la manera en que, dentro de ciertos edificios o lugares abiertos de gran extensión, encontramos mapas indicando "Usted está aquí", mostrando la posición actual y cómo llegar hasta la entrada o salida, las escaleras, los servicios sanitarios, etc.
  9. Este será la tónica del futuro "Sistema Costarricense de Información Jurídica", descrito en detalle en otra ponencia que hemos sometido a este Congreso.
  10. Las relacionales al menos.
  11. O relaciones que contienen tuplas y columnas de atributos, si se prefiere.
  12. HESS ARAYA, Christian. Creación de una base de datos de jurisprudencia constitucional orientada a objetos. Ponencia presentada al VI Congreso Iberoamericano de Derecho e Informática en Montevideo, Uruguay, 1998 (inédita).
  13. Lo que los angloparlantes llaman "browsing".